En el proceso judicial que se sigue al expresidente Otto Peréz Molina y la exvicepresidenta Roxana Baldetti, sugió una figura jurídica novedosa, la del “colaborador eficaz”, esto producto de las leyes promulgadas relacionadas con la delincuencia organizada, promovidas por la Comisión Internacional contra la Impunidad desde hace 10 años. Lo que significa que los resultados no son a corto plazo, en estos cambios los guatemaltecos debemos ser pacientes y esperar que los procesos vayan caminando de forma lenta, pero segura, en espera de que se haga justicia, o sea “dar a cada quien lo que corresponda”. A los acusados el castigo correspondiente y al Estado de Guatemala la devolución de los recursos extraídos de las arcas nacionales.
Es fundamental que en el proceso se cuantifique el dinero que la ex pareja presidencial y sus cómplices le robaron al Estado, luego se recupere el total de lo extraído, más un monto para resarcir el daño.
En este caso el “colaborador eficaz” ha descrito, con un nivel de detalle extraordinario, hechos, fechas, lugares, personas, empresas, funcionarios públicos, empresarios, instituciones y cantidades en quetzales y en dólares que pasaron de mano en mano, con el objetivo de beneficiar a todos, porque igual se beneficia el funcionario que recibe el dinero, como el empresario o persona que lo entrega.
De estos hechos, todos llaman la atención, pero algunos pueden ser emblemáticos. Comisiones en la compra de medicamentos de hasta un 60 %, lo que significa que por cada Q 1.00 de compra en medicamentos o insumos de todo tipo, Q 0.60 centavos se repartían entre los miembros de la estructura liderada por el expresidente y la exvicepresidenta. Los empresarios fueron parte desde el financiamiento al partido político que llevó al poder a todos los funcionarios, por lo que decir que no son responsables es un grueso error, o que no les quedó otra opción.
Sin los financistas es imposible que el Partido Patriota hubiera llegado al poder. Aquel empresario o persona que prestó vehículos, casas, helicópteros, espacio en radio, televisión, o bien, entregó dinero, es culpable de la realidad que vive hoy el país.
Muerte, desnutrición, hambre, delincuencia, desempleo, servicios públicos deficientes, son algunos de los efectos que origina la corrupción.
Cuando comparamos la muerte de miles de hermanos guatemaltecos en manos del ejército de Guatemala, por órdenes de la cúpula militar, encabezada por Romeo Lucas García, Efrain Rios Montt y otros, con los miles de niños que mueren de hambre, las víctimas de la delincuencia, la descomposición social originada por la desigualdad, me atrevo a afirmar que el “genocidio de la década de los años ochenta”, no es nada con la muerte que se origina como efecto de la “corrupción”.
Hemos transitado de un Estado “genocida a uno corrupto, de uno corrupto a uno mafioso, y de uno mafioso a uno cooptado”. El daño ya esta hecho, por lo que ahora debemos reconstruir Guatemala, y el primer paso es desechando a la actual clase política. Debemos ser actores responsables, especialmente al momento de elegir.
Profesor universitario, académico, profesional de las Ciencias Económicas.