En aprender a vivir, se nos va toda la vida.
Había una vez, hace mucho tiempo, un grupo de clérigos que acosaban a varias personas amarradas a una silla, para que confesaran sus herejías, les torturaban hasta que dijeran lo que ellos querían oír. Como no lo declaraban, introducían crucifijos en sus gargantas hasta provocar asfixia, y todo esto lo hacían en el nombre de Cristo. (Quema de personas acusadas de brujas a partir del año 1252). A veces que nuestras creencias y obediencias hacen muchísimo daño.
Todos tenemos creencias, pues son parte de nuestro intento por comprender esta vida, a la cual hemos llegado hace pocos años. Son parte de nuestra estructura mental, que nos ayuda a comprender la realidad de forma lógica y armoniosa. Es más, hasta les tenemos cariño a estas afirmaciones, no queremos que nadie las contradiga, para no perder el sentido.
La humanidad va dejando atrás viejas creencias dañinas y ha avanzado con datos comprobados y comprobables a través del método científico, que algunos de sus miembros se inventaron a través de la historia. Sin embargo, los conocimientos son mínimos, respecto a este universo de millones de años. Pero también algunos de estos datos han resultado catastróficos.
Dentro de nuestras cabezas hay muchos conocimientos. La pregunta no es si son verídicos. La pregunta es… ¿Generan bienestar para todos? Tanto sus creencias como sus datos científicos, ¿le hacen bien a usted, a los suyos, a los vecinos, a la humanidad y a la naturaleza? Si destruye, normalmente no es bueno.
Algunas veces nos aferramos a creencias por convicciones que nos han programado desde niños. Otras veces nos aferramos a la ciencia, pensando que todo es cognoscible y comprobable. Esa es una cerrazón que no nos deja evolucionar. Tenemos que estar conscientes que nuestra realidad actual es, que estamos en evolución. Aprender de nuestros errores y continuar existiendo. No se vale que por nuestras creencias o nuestros descubrimientos nos destruyamos unos a otros.
El precio que tenemos que pagar es, estar conscientes, de cuál es una creencia y cuál es un dato. También de procurar hacer conscientes a los demás, cuando hablemos de uno de nuestros credos con un: “yo creo que…” O cuando hablemos de datos, de tener a mano evidencias para comprobarlos. No se vale decir, “está comprobado que…” sin tener accesible los estudios y las citas bibliográficas.
En este procurar estar conscientes, se vale dudar de todo y de todos, se vale desobedecer, aunque algunos digan que se ofenden por dudar de ellos o de lo que dicen. Realmente no deberían ofenderse, porque no es ofensivo. Ofensivo es que intenten engañarle y le fuercen a creer en algo que no le parece lógico ni constructivo.
Le dejo la siguiente frase para que reflexione: “Ciencia o creencia, lo mejor es tener conciencia”.
Psicólogo clínico con más de 25 años de experiencia, docente universitario, escritor de temas de salud mental para la familia, la pareja y el niño. <strong>YouTube:</strong> Mil tips de Salud Mental y Escalón Infantil <strong>Facebook:</strong> Oswaldo Soto Psicólogo