De manera paradigmática, sí fuera otro país, se consideran las elecciones de este domingo en donde los cárteles se presentan ante la sociedad guatemalteca como una opción, cada uno con sus representantes, para ser electos estos, como él o la Presidente de Guatemala.
El próximo domingo los más de siete millones de votantes tendrán la oportunidad de elegir a uno de estos dos, sin opción, con la esperanza de elegir al menos peor, o bien al que entre sus aspiraciones pueda resolver alguno de los problemas estructurales que se viven hoy.
De acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española se define Cártel, desde la perspectiva de la economía como: “Convenio entre varias empresas similares para evitar la mutua competencia y regular la producción, venta y precios en determinado campo industrial”. En esta definición se encuadra el CACIF, cuyo objetivo es que un pequeño grupo regule un área de la producción sin llegar a competir entre ellos, en realidad se refiere a dividirse el pastel. Este grupo apoya al partido VAMOS, de manera directa ve en su candidato la representatividad del sector, él que puede mantener igual las reglas del juego sin afectarlos. A pesar de ello, como cualquier grupo mueve sus piezas y también incrusta a alguno de sus actores u operadores políticos en la UNE.
El diccionario también define Cártel refiriéndose a la “organización ilícita vinculada al tráfico de drogas o de armas”. Este grupo o varios grupos incrustados en organismos estatales juegan su tablero, tal como si fuera de ajedrez, mueve sus piezas, tiene peones, alfiles, torres, uno que otro caballo en ambos partidos políticos. Según rumores con bastante certeza, e investigaciones, así como casos de financiamiento electoral en las elecciones 2014 demuestran la participación del narcotráfico y otras organizaciones ilícitas apoyando a la Unidad Nacional de la Esperanza. Pero esto no es nuevo, todas las organizaciones políticas que han ganado las elecciones, se vinculan con este tipo de cártel.
No hay opción, ambos partidos tienen vínculos con el cártel del CACIF, quizá uno más que otro, con uno o más de los cárteles del narcotráfico. En este escenario, sea cual sea el cártel que manipule al futuro gobierno, el ejército fielmente aprovechara la confusión y obtendrá uno que otro beneficio.
Pero el guatemalteco es responsable de esto. Sí bien es cierto los medios de comunicación manipulan los datos para que se mantenga el status quo, existe indiferencia y desgano, marcados por buscar siempre lo que conviene individualmente y no lo que beneficie a la sociedad en su conjunto, el anhelado “bien común”.
¿Cómo es posible, pregunto, que los dos candidatos tengan denuncias penales, uno de ellos incluso estuvo en la cárcel? Sí, eso es algo imperdonable para los guatemaltecos, como si no existieran personas preparadas para la administración pública, honestas, probas e idóneas, tal cual manda la Constitución Política. Pero no es casualidad, la falta de educación, la construcción de una sociedad sumida en la pobreza, en una ignorancia inducida producen este panorama electoral imposible de cambiar al día de hoy.
Profesor universitario, académico, profesional de las Ciencias Económicas.