Carlos Mérida nació el 2 de Diciembre de 1891, siendo hijo de los quetzaltecos Serapio Santiago Mérida y Guadalupe Ortega Barnoya. Cuando tenía apenas 6 años Carlos inició su vida artística estudiando música con el maestro Jesús Castillo, quien le ayudó a descubrir la musicalidad para su futuro arte: la pintura. Mérida abandonó la música, que según decía, era su pasión, debido a padecer de una esclerosis auditiva que le obligó a cambiar y dedicar su vida a la pintura y escultura. En sus años de estudiante en Quetzaltenango conoció e intercambió intelectualmente con el pintor Carlos Valenti, con el español Jaime Sabartés (biógrafo de Pablo Picasso) y con el escultor Rafael Yela Günther.
Al concluir sus estudios de bachillerato se trasladó a la Capital e inmediatamente a París con su amigo de juventud Carlos Valenti, llevando una carta de Sabartés a Picasso, quien les ayudó a introducirse en el mundo artístico de la Ciudad Luz. Carlos Valenti se suicidó unos meses después en París, asunto que afectó profundamente el temperamento de Carlos Mérida.
Al volver de París Mérida inauguró su primera exposición en Quetzaltenango en el año 1915, quedándose en ella a vivir por un tiempo e intercambiando con otros connotados artistas en la Ciudad altense; entre ellos: Carlos Wyld Ospina, Rafael Arévalo Martínez, Jesús Castillo, Alberto Velázquez. En 1919 casó con una joven quetzalteca, Dalila Gálvez, pero ante el disgusto de la familia política por una boda inopinada, los novios decidieron trasladar su residencia a México, Ciudad en la que el artista permaneció hasta su muerte, acaecida en 1984. Carlos Mérida adoptó la ciudadanía mexicana.
En México trabajó como muralista, destacándose en esta técnica junto a sus amigos y grandes figuras del muralismo Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros, de quienes se diferenció por cuanto Rivera, Orozco y Siqueiros trabajaron siempre un estilo cubista, mientras Mérida evolucionó a un estilo narrativo-figurativo, por lo que se le conoce como “cronista de la pintura mural”.
En 1927 volvió a París, en donde conoció al Catalán Joan Miró, abandonando el muralismo y adoptando un estilo abstracto a partir de temáticas indígenas Mayas. Concluído su periodo en París volvió a México en donde trabajó hasta su muerte.
En varias ocasiones viajó a Guatemala, habiendo dejado su arte en los murales del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), en los edificios del Banco de Guatemala y el Crédito Hipotecario Nacional, y un hermoso vitral en la Municipalidad capitalina al que tituló “La mestiza de Guatemala”. Carlos Mérida inspiró a los que se han considerado como sus herederos artísticos, los pintores Elmar René Rojas, Marco Augusto Quiroa y Roberto Cabrera.
Se dice, no sin razón, que Mérida logró en la pintura lo que Miguel Ángel Asturias en la literatura. El mismo escribió: “Siempre se encontrará en mi pintura una fuente, un origen vital […] asociaciones remotas o sentimientos musicales que vienen desde muy lejos”. Con ello hacía referencia a su origen mestizo.
En vida recibió múltiples galardones, entre éstos la Medalla de Oro de la Cultura y Bellas Artes de Guatemala, y la Orden del Águila Azteca del gobierno mexicano.
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