La convivencia social que hemos tenido a lo largo de estos últimos 50 años, ha sido ajetreada, con sobresaltos, en algunos lapsos de tiempos -guerra interna, 1960/1992- lamentables, deplorables. Miles y miles de muertos, cientos de manifestaciones, en resumen, la vida del guatemalteco ha sido dura, durísima talvez. Hace 40 años, para no ir muy lejos, 23 de marzo de 1982, el ejército de Guatemala, llevó a cabo el derrocamiento del general Romeo Lucas García como presidente constitucional. Luego, se proclama una nueva constitución política que serviría como pacto de gobernabilidad, así mismo, se decreta la Ley Electoral y de Partidos Políticos, Dto. 1-85, el cual fue elaborado por una asamblea nacional constituyente, donde están plasmados las reglas del juego para elegir y ser electos como representantes del pueblo de Guatemala, ejerciendo dos de los poderes del Estado -Legislativo y Ejecutivo-.
Hasta dónde llego a entender, la Ley Electoral y de Partidos Políticos fue hecha a la medida de los que siempre han detentado el poder, sea esta, legal -más no moral- o ilegalmente. Los procesos eleccionarios, desde siempre han sido cuestionados porque, el resultado final -elecciones- no han tenido una pizca de moralidad. En el último proceso electoral donde resultó más votado más no elegido el señor Alejandro Giammattei, fue el hazme reír de las democracias del mundo. Todos o casi todos tenemos conocimiento de ese proceso fraudulento y los efectos de esa deleznable acción, pobreza y más pobreza, deuda y más deuda.
De acuerdo al artículo 196 inciso b del Dto. 1-85 LEPP, la campaña electoral dará inicio noventa días antes de la fecha en que se celebren las elecciones generales, hasta treinta y seis horas antes de la elección convocada. Pregunto: ¿Alguien tiene problemas para interpretar esta norma legal? ¿Será muy difícil de entender y comprender el contenido de este artículo?, por supuesto que no, pero las personas corruptas, claro que tienen problemas, pero de conveniencias y corrupción no les apetece entender y comprender las reglas del juego.
Desde hace rato -meses- los políticos chapines, han estado haciendo campaña, o sea, campaña anticipada, bajo la sombra de proselitismo. Es importante señalar la diferencia entre propaganda electoral -campaña-, y proselitismo. Reza el artículo 62 BIS del reglamento de la LEPP, que propaganda electoral es toda actividad encaminada a la promoción de candidatos, difusión y explicación de sus programas de gobierno, utilizando para ellos los medios de comunicación definidos en el reglamento; en cambio, PROSELITISMO, es el derecho que tienen las organizaciones políticas para dar a conocer su nombre, emblema y su llamamiento a adherirse o afiliarse según el caso, así mismo, realizar acciones y actividades de formación y capacitación, organización y difusión de su ideología, programa político, propuestas políticas, posiciones políticas, etc.; es lamentable que, las “instituciones” políticas de nuestro medio, lo que menos hacen es proselitismo, es decir, actividades de formación, capacitación. Todos los partidos políticos que actualmente están pululando en el medio, casi nadie tiene ideología, lo que les sobra es transa y ambición para llegar al poder o por lo menos, servir de enlace para seguir cooptando al Estado, para eso únicamente sirven estos clubs de amigos.
El mismísimo Alejandro Giammattei dio el banderazo de salida a la campaña anticipada, está promocionando la figura del diputado Manuel Conde Orellana como candidato presidencial de su partido, la famosísima Zury Ríos, también está en campaña, estuvo recientemente en el municipio de Momostenango, Totonicapán, camuflageando la actividad como jornada de afiliación masiva, otro político tercermundista que no para, es Roberto Arzu, hasta su plan de gobierno está dando a conocer, aplicará la pena de muerte, hasta ofreció abolir todos los pactos, con tal de fusilar a delincuentes, extorsionistas, mareros y corruptos.
Es triste nuestro caso, hay alcaldes comunales que conminan a los vecinos para que se comporten con el alcalde municipal, so pena de no dar “ayuda” para los proyectos, y candidatos que llegan a las comunidades a repartir dinero contante y sonante, a todo esto, el Tribunal Suprema Electoral, durmiendo el sueño de los justos.
Contador público y auditor, docente universitario y ex alcalde comunitario.