Los mejores acontecimientos de la vida dieran la impresión que pasan a un paso más rápido, que tienen prisa y que al igual que el tren de las oportunidades, no tienen tiempo de espera o de retorno.
– ¿Será esto justo?
No será mejor que podamos caminar despacio, tomando el sol, al aire libre, con la mirada al frente y que, de esta manera, logremos sentir la inmensa alegría de encontrarnos con algún amigo al que podamos abrazar y conversar sobre lo que nos ha sucedido y de lo que pensamos nos vendrá mañana.
Hoy vamos a tantas prisas que no somos capaces de mirar a los ojos a nadie, no nos interesamos de lo que sucede a nuestro entorno, a nuestra comunidad, a nuestros vecinos, amigos o hermanos.
Nos encanta hablar y hablar, pero hemos perdido la capacidad de escuchar.
Todos los sucesos que el planeta enfrenta nos dejan lecciones, pero la verdad veo que no aprendemos nada, nos da igual, y lo que es peor nos ha hecho impasibles.
Pensamos que tenemos razón en todo, somos todólogos, opinamos sin criterio, somos expertos en seguridad, ambiente, tránsito, economía, política, desarrollo local, administración pública, de futbol con el aderezo que nunca hemos ido a un mundial y muchos etcéteras.
Creo que es momento de hacer una pausa y reflexionar si no es mejor: dejar de ser reactivos y ser proactivos; pasar de la protesta a la propuesta; dejar de ser indiferentes y ser diferentes.
Espero de veras que el inicio de este año traiga dos cosas: salud y solidaridad. Salud para que podamos continuar con nuestras actividades y solidaridad para esforzarnos por mejorar las condiciones de nuestra comunidad.
Por eso digo debemos aprender a caminar lento, pero lejos de los egoísmos, distantes de las personas que no aportan, de la mentira, de toda vanidad, de la prepotencia, y para ello estimados amigos, no sería raro que mucho de nuestro trayecto lo debamos hacer en soledad. Lo importante es avanzar e intentar ser felices.
Y luego de esto habrá alguien más que lo haga y de esta forma construir un ser humano integro, con valores. Y tratar de renacer en una sociedad más justa, equitativa. Hoy ya amanecimos con la noticia que la economía se está reactivando, pero reflexiono: – ¿a qué precio? – los que salimos a comprar para beneficiar los que hacen los cálculos estadísticos de sus ventas, ellos nos cobraron con dinero, y nosotros pagamos con nuestra salud y en algunos casos con la vida.
Una ventaja de los que tenemos mi edad, es que tenemos más tiempo para pensar, y luego entonces transmitir la idea con el propósito de dejar un legado, un aporte.
Es hora que dejemos de pensar en el ser humano, no como un dato estadístico, como un número, una cosa, sino que somos seres de armonía, paz, solidaridad.
Debemos de dejar de pensar que el poder político, económico, social, es todo. Todo esta al revés, nuestros abuelos hace tiempo atrás no tenían muros, a lo mucho para ahuyentar a los ladrones, tenían un buen perro mestizo, hoy en día tenemos seres humanos, cuidando todo, bancos, centros comerciales, instituciones públicas, privadas y hasta nuestras casas.
¡Qué triste ¡
Pero todo esto, es nuestra culpa, hemos dejado que la educación no sea la adecuada, que la impuntualidad sea lo normal, que la procrastinación sea permanente, y lo que es peor no somos solidarios.
Leo en el Facebook y el 98 por ciento de los miembros, nos trasmiten sus deseos personales y muy pocos mencionan sus objetivos de crecimiento, hay mucha diferencia en esperar que sus deseos lleguen, a trabajar para que sus objetivos se cumplan.
Hoy en día hay una sola forma de enfrentar la vida, y es ser solidarios.
La solidaridad, nos hace asociativos, nos hace buenos vecinos, buenos ciudadanos, no hace seres positivos y por ende, pasamos a ser un aporte en beneficio del bien común. Esperemos que tengamos mejores días, y por tanto mejor vida.
Feliz 2022.