Nuestro país se encuentra en medio de la incertidumbre y una crisis política de nunca terminar; la población de nuestra bella Guatemala está integrada por gente trabajadora; por gente bondadosa; por gente alegre, que, aunque en un alto porcentaje analfabetas no resta que sean personas emprendedoras, creativas y de gran corazón…
Más que una crítica a las autoridades y entidades responsables de dar respuesta a muchas interrogantes, aprovecho este espacio para animar a toda esa buena gente que hace la diferencia y que hace que muchos extranjeros opinen que todos los guatemaltecos somos gente diferente.
Recientemente escuché esta reflexión que quiero compartir: “No podemos cambiar el mundo”; pero si podemos ser parte del cambio, cambiando nuestro entorno. Existen tres maneras de generar el cambio de nuestro entorno; la vida personal, la vida familiar, la vida profesional.
Debemos crear el entorno deseado, el entorno que quisiéramos tener, que nuestro tope o limite no sean justificaciones que lo único que permiten es entorpecer el desarrollo de este gran país.
Al cambiar la vida personal, por consiguiente, cambiará la vida familiar. Soy fiel creyente que los buenos valores y las costumbres son cimientos de la estructura de una buena sociedad.
El cambio inicia con nosotros mismos, si tenemos una vida personal en conflictos, sin duda alguna generaremos vidas conflictivas. Dejemos ya de justificar que yo no hago porque aquel no hace, o porque el gobierno no hace, todo lo contrario, hagamos porque es la única forma de que se genere el cambio.
En mínimas cosas seamos diferentes, con responsabilidad, diligencia, amor y respeto hagamos todo lo que nos concierne, una buena persona, un buen miembro de la familia sin importar el papel que desempeñemos y siendo un buen trabajador o profesional, en donde impere la ética y la moral.