La semana pasada desarrollamos actividades, sociales, culturales, deportivas y de acción de gracias, porque Dios permitió que la institución educativa donde laboro por más de 25 años, arribara a sus bodas de oro, cada actividad fue planificada y ejecutada con mucho esmero, dedicación y tiempo.
Persiste en mi corazón un sentimiento muy especial, por presenciar la llegada de ex docentes y exalumnos que arribaron a la que en su momento fue su casa de estudios, siendo partícipes de algunas actividades, durante el desarrollo de las mismas mantuve el pensamiento de lo afortunado que somos todos aquellos que tuvimos el privilegio de ser formados e instruidos en un centro educativo, ¡qué venturosos! ¡Qué privilegiados tener tantas historias que contar, atesorar en el corazón miles de anécdotas, experiencias vividas, sentimientos fallidos, corazones rotos, lágrimas que desbordan por muchos que han partido y por la alegría de estar vivos!
Y como si esto fuera poco hoy recibimos la visita de personeros de la centenaria casa de estudios con más de 150 años de trayectoria, Instituto Nacional para Varones de Occidente, quienes nos brindaron un homenaje a través de su orquesta musical y un reconocimiento escrito; que a nivel personal toco las fibras más íntimas del alma mía, porque termina siendo un aliciente para todos aquellos MAESTROS que han dejado sus mejores años, su vida en los pasillos, añorando que el esfuerzo y el trabajo se vea reflejado en la superación y mejor calidad de vida de sus pupilos.
Qué acción tan bonita, ¡qué bien por la educación, que alguien pueda dejar de ver el punto negro en el lienzo blanco, porque para ver y señalar lo malo todos nos prestamos!