Como siempre, recordamos que la salud mental es el bienestar integral de las personas, tanto en lo físico, lo mental y lo espiritual. Para poder llegar a este estado de salud integral, sobre todo la mental, es necesario conocerse a sí mismo y luego conocer los factores que contribuyen a que el estado mental de las personas esté sano.
Es necesario entender que la salud mental es un estado de salud como cualquier otro padecimiento que limita las capacidades de las personas; es un derecho. Puede ser un problema desarrollado por alguna situación externa estresante, puede ser hereditario o biológico, y también es considerada una enfermedad.
Para poder determinar si nuestro estado de salud mental está bien o mal, es necesario conocerse a sí mismo, inicialmente teniendo un autoconcepto, lo que quiere decir saber describirse y entenderse a sí mismo. También es importante validar las emociones que se están viviendo. Esto implica no etiquetarlas como buenas o malas, sino vivirlas en el momento adecuado.
Con esto, cada persona sabrá autocuidarse y encontrará todas aquellas prácticas que le hagan sentirse bien todos los días, emocional y mentalmente. Esta persona sabrá establecer límites saludables, planificar su tiempo, buscar apoyo cuando lo necesite y realizar prácticas regulares de autocuidado.
Algunas prácticas regulares de autocuidado son: realizar ejercicio con regularidad, mantener una dieta equilibrada, tener un sueño de calidad, hacer meditación, ejercicios mentales, conexiones emocionales, y, una muy importante, realizar actos de generosidad. Las personas que realizan actos generosos o caritativos habitualmente experimentan beneficios significativos en sus emociones. Esto se debe a que, al realizar un acto altruista, el cerebro libera endorfinas, mejor conocidas como las hormonas de la felicidad.
Este proceso en el cerebro genera beneficios en la salud mental, como mejorar el estado de ánimo y reducir el estrés.