Según Víctor Frankl existe una religiosidad latente aun en las personas declaradas totalmente irreligiosas. Esta religiosidad inconsciente se mostrará consciente en circunstancias favorables, (Prada 2006, 189). Por naturaleza los seres humanos nacemos con una tendencia a un ser superior, es algo que ya viene con nosotros. Pero la cultura y el contexto en el que se haya nacido incide en la manera de ser de cada uno.
Los efectos emocionales que la pandemia del Coronavirus está dejando en la humanidad entera son muchísimos. La psicosis, el miedo y temor que todos sentimos es inmenso; puesto que nadie está exento de padecerlo. La incertidumbre reina en muchos guatemaltecos. Ante este contexto sombrío ¿A quién podemos acudir? Obviamente, a esa “voz de Dios” (San Agustín) que está dentro de nosotros.
Víctor Frankl (1905-1997) es un médico vienés que estuvo en los campos de concentración nazi de Auschwitz durante la Segunda Guerra Mundial (1942-1945). Además vio desaparecer en las cámaras de gas a sus padres, a su hermano y a su esposa. Esta crisis personal lo marcó toda su vida. Y es en estos campos de concentración en donde nace la “logoterapia”.
La logoterapia consiste en ayudarle a las personas a que encuentren, por lo menos, una razón para seguir viviendo. El mismo Frankl comenta que quienes en estos campos encontraron razones para vivir, vivieron; y quienes no encontraron razones para vivir, murieron.
Tomo como referencia a este autor, primero porque me gusta mucho el aporte científico que le dio a la psicología; segundo, porque creo que el estar encerrados más tiempo, la pérdida de nuestro trabajo, el no tener los suficientes recursos para comprar lo necesario para vivir, el no poder abrir el negocio que se tiene para ganarnos la vida, puede terminar en un “sinsentido” de la vida; podemos caer en la depresión.
Esta realidad producida por el Covid-19 va para largo. Cada día se torna más difícil llevar los sagrados alimentos a la mesa. Pero es en este momento de crisis en el que tenemos que encontrar las razones suficientes para seguir luchando y no darnos por vencidos.
Por un lado, tenemos que confiar en nosotros mismos; en que sí vamos a encontrar los medios necesarios para vivir, y que esta tormenta tarde o temprano pasará. Y de hecho sí va a pasar. Pero hay que tener paciencia. En los momentos más críticos de la vida, es cuando tenemos que confiar en nosotros y confiar en Dios.
Tenemos que evitar caer en una “frustración existencial”. El Toque de Queda, el no poder viajar interdepartamentalmente, el usar mascarilla, el cierre de los centros comerciales, sin transporte público urbano y extraurbano y el miedo a contagiarnos del Coronavirus, son motivos suficientes para caer en un vacío existencial. Ese vacío existencial hace que la vida ya no tenga sentido; y una vida sin sentido, no tiene ningún significado.
Por eso es que la “logoterapia” es una terapia que nos ayuda a buscarle sentido a la vida. Que los problemas que tiene con la pareja, con sus compañeros de trabajo, con los hijos, con su grupo, NO lo desanimen. Que la amenaza constante del Coronavirus no nos desmoralice. Vivamos la vida con intensidad, con alegría y optimismo.
La misma vida nos da razones para vivir. Haga el esfuerzo por encontrar esas razones para seguir viviendo con entrega y pasión. Ahora que estamos en el tiempo de pascua, dé ese paso de la muerte a la vida, de la pasión a la resurrección, del sufrimiento a la felicidad, de la duda a la fe y del odio al amor.
Jesús nos dice: “pidan y se les dará; busquen y entrarán; llamen, y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre, (Mt 7, 7-8). No nos cansemos de buscar todas las razones que necesitamos para vivir siempre alegres y felices. No olvidemos que en la vida todo pasa; y el Covid-19, también pasará a ser un recuerdo en la memoria de la humanidad.
Dios es el motor principal de mi vida, me gustan los retos. Soy amigo de la verdad y enemigo de la hipocresía.