A propósito de la Ascensión del Señor al cielo, creo vale la pena reflexionar sobre la importancia en la vida de ayudar a los otros a que asciendan y trasciendan: “Después salió con ellos fuera de la ciudad, hacia un lugar cercano a Betania; levantando las manos, los bendijo, y mientras los bendecía, se fue apartando de ellos y elevándose al cielo”, (Lc 24, 46-53).
La estancia de Cristo en este mundo fue siempre para ascender a los demás. En todos los episodios de su vida, Jesús siempre ayudó a los niños, ancianos, enfermos y pecadores a que fueran mejores personas. Sus palabras siempre eran y son para mejorar la condición humana de los destinatarios de su mensaje. Al paralítico le dijo: levántate y anda; a la mujer adúltera le dijo: yo no te condeno, vete y no vuelvas a pecar, (Mc 2, 1-12; Jn 8, 1-11).
Sin embargo, a la humanidad le hace falta mucho. Un ejemplo de esa bajeza de ser humano es Putin, quien no quiere entender que la guerra no es el camino para la paz. Otro ejemplo de bajeza humana es la masacre perpetrada hace algunos días en Estados Unidos. Y Guatemala no se queda atrás, porque el presidente y la Fiscal General, se han dedicado a hundir más a jueces y fiscales que quieren hacer con transparencia su trabajo. En general, los políticos no ayudan a construir una mejor Guatemala; ellos se han convertido en la peor lacra y descaro de los últimos años.
En esta sociedad bastante deshumanizada, en donde unos poco pisotean la vida de los demás, el papel de los cristianos es clave. Un cristiano, es un seguidor de Cristo, y por ende está obligado a ayudar a ascender y trascender a los demás. Pero del dicho al hecho hay mucho trecho, porque a algunos cristianos les queda muy grande el tacuche. Parece que puede más el odio, la envidia y el resentimiento, que el sentido común. Y estos sentimientos los convierten en personas con una mentalidad de pato o de pollo, incapaces de ascender y trascender.
“Ascender” es conducirse a un lugar más alto, por eso se dice que Jesús “ascendió”, porque subió al cielo y está sentado a la derecha del Padre. Los cristianos y personas en general tenemos que hacer el esfuerzo en esta vida por hacer acciones que nos ayuden a ascender y trascender en la vida presente, y que ese esfuerzo constante por ascender nos prepare para un día ascender a la casa del Padre en el cielo.
Uno de los fines de la vida humana es precisamente éste: ascender y trascender. No importa el oficio, la profesión o vocación que tengamos; lo importante es hacer que esta vida la utilice para ascender a las personas que Dios ponga en nuestras manos mientras vivíamos en este mundo. Es muy fácil hundir a los demás. Pero vale la pena dedicarnos en esta vida a ser fuente de motivación y trascendencia para los demás.
Gente mediocre, pesimista, negativa y con una mente de pollo hay por todas partes, por lo que es importante pedirle a Dios, que nos ayude a cambiar nuestra manera de pensar, sentir y actuar. No se vale hacer leña de árbol caído. Nadie puede decir que está libre de pecado. Porque mientras estemos en este mundo, cualquier cosa nos puede pasar. Así que, dediquémonos a ayudar a ascender y trascender a cuantas personas conozcamos en la vida.
Dios es el motor principal de mi vida, me gustan los retos. Soy amigo de la verdad y enemigo de la hipocresía.