A cada día corresponde su propio afán.
Si usted está experimentando algunos de estos síntomas: agitación, mareos, palpitaciones, boca seca, problemas para dormir, falta de hambre, piquetes, hormigueo, hipersensibilidad a los sonidos, a las luces, a la velocidad, preocupación extrema, pesimismo, presión en el pecho, falta de aire, dolores que se mueven de lugar… entonces es porque su mente ha estado en alerta muchas horas.
La ansiedad es una respuesta fisiológica antes un temor constante porque supuestamente algo malo puede ocurrir. Es un querer evitar y alejarse lo más posible de eso a lo que se teme. Muchas veces es un miedo a un no sé qué.
Lo contradictorio de tener esta ansiedad, es que le roba energías anticipatorias cuando no ha ocurrido nada, y si llegara a ocurrir lo que se teme, ya no se tienen fuerzas para luchar. Y si nunca ocurre, fue un gasto anticipado de energía acompañada de sufrimiento. Lo más probable que si ocurre, se logre salir con éxito del problema.
La ansiedad no es una enfermedad, sino es una respuesta natural del organismo, que lo pone en modo de huida o ataque. Sin embargo, estar en alerta tanto tiempo lleva a una irritación altamente desagradable, al punto que después, ya ni sabe cómo comenzó todo, sino ahora le tiene miedo al mismo miedo, a enfermar, a volverse loco, a perder el control.
La persona con ansiedad tiene la falsa idea de tener certeza de la incertidumbre, de encontrar un camino corto que le ponga a salvo completamente. No tolera la ambigüedad, no confía en nada, se siente desamparada. Quiere tener controlado a todo y a todos.
Curiosamente, cuando suelta este exagerado cuidado, mejora. Hacer lo que está en sus manos y soltar lo que no, es una sana confianza. Confiar en sus propias capacidades defensivas en el momento en que se presenten las adversidades. Permitir que llegue lo no deseado, cuando ya ha luchado suficiente, le brinda satisfacción. Así como el antiguo soldado japonés que da batalla hasta la última gota de energía, y si le ganan, muere con alegría.
Le dejo la siguiente frase para que reflexione: “Reconozco mis fortalezas y debilidades para convertir las amenazas en oportunidades.”
Psicólogo clínico con más de 25 años de experiencia, docente universitario, escritor de temas de salud mental para la familia, la pareja y el niño. <strong>YouTube:</strong> Mil tips de Salud Mental y Escalón Infantil <strong>Facebook:</strong> Oswaldo Soto Psicólogo