Los seres humanos hemos nacido por amor, por lo tanto, una tarea trascendental en la vida es amar. Sin embargo, en la actualidad hay un sinfín de situaciones que no siempre favorecen la práctica de ese amor libre, puro y transformador. ¿Cuáles son las características de un amor verdadero no fingido? Desde mi punto de vista, el verdadero amor se caracteriza por ser: libre, paciente, detallista, perseverante y constante. Por el contrario, las características de un amor falaz son: celos, hostigamiento, posesivo, ahogador y manipulador.
Ahora bien, yo siempre menciono que nadie puede dar lo que no tiene, es decir, que yo podré decir que amo a una persona en particular, si yo me amo mí mismo; pero ese amor a mí mismo no debe ser narcisista. Jesús mismo dice, “ama a tu prójimo como a ti mismo”, (Mc 12, 29-31). Para que yo pueda amar, primero tengo que amarme. ¿Usted se ama? A continuación enumero algunas características propias de una persona que se ama: piensa bien para sentirse bien, y en consecuencia actúa bien. La salud física, emocional y espiritual es importante.
Sin embargo, mantener ese equilibrio entre lo físico, emocional y espiritual es un reto de todos los días. Porque, como humanos, hay días en que amanecemos desarmonizados. Esos momentos de desequilibrio también son fundamentales, porque solo así uno cae en la cuenta de las áreas que deben ser reforzadas en nuestra vida.
Amarse es tener un buen concepto de sí mismo, tener una buena autoestima. Según, (N. Branden), “la autoestima es la disposición a considerarse a uno mismo como alguien competente para enfrentarse a los desafíos básicos de la vida y ser merecedor de la felicidad. La autoestima es la capacidad de amor hacia sí mismo. Si yo me amo, voy a sentirme competente y merecedor de la felicidad.
Por naturaleza, todos nacemos con la capacidad de amar. Lo que se requiere es crear un ambiente de paz y serenidad, para que esa semilla del amor impresa en nuestro corazón, germine, crezca y dé muchos frutos. Los frutos del AMOR deben verse reflejados en nuestras relaciones interpersonales y en nuestra relación con Dios. De ahí que hay tres manifestaciones del amor.
Amor fraternal (fileo): es el amor de familia, de amigos, hermanos en una comunidad. Este tipo de amor es el que nos permite amar a quien nos odia y a quien no nos cae bien.
Amor de pareja (eros): este amor es propio de las parejas, de los enamorados. Esta manifestación del amor permite pensar todo el tiempo en la persona que se ama, motiva querer estar todo el tiempo con ella, se está pendiente de lo que hace o no hace la otra persona amada, y hay una necesidad de conocimiento mutuo.
El amor de Dios (ágape): es esa semilla del amor que Dios ha depositado en lo más profundo de nuestro ser, con el cual Dios espera ser correspondido por el hombre y la mujer.
El amor es uno, pero expresado en tres dimensiones diferentes. En el mundo actual, las tres manifestaciones del amor son esenciales para “permanecer siempre en el amor” (Jn 15, 9-17). Cada día la vida nos da la oportunidad de hacer amigos, de enamorarnos y dejarnos enamorar por Dios. Pero tristemente ahora las amistades y los enamoramientos son light, o sea, comienzo una amistad hoy, pero como me falló, dejo de ser amigo; me enamoro hoy, pero como descubrí que tiene defectos y que se fija en los míos, entonces me busco otra pareja; me enamoro de Dios hoy, pero como no me complace de la noche a la mañana, entonces mejor dejo de ir a la iglesia.
Como personas individuales tenemos muchas debilidades y errores. Pero no hay mejor mecanismo de superarlos que amándolos. Amar implica conocer. Yo los conozco, los identifico, me los apropio y luego elijo eliminarlos.
Amemos a nuestros amigos, amemos a nuestra pareja y amemos a Dios. Si actuamos así ¡Ya lo hicimos!
Dios es el motor principal de mi vida, me gustan los retos. Soy amigo de la verdad y enemigo de la hipocresía.