Veamos un poco la historia ya que para algunos sufrimos de conocimiento de la misma o simplemente ponemos la excusa que es a causa de la amnesia. En Guatemala quedo claro que hubo conflicto bélico nacido de la insurrección socialista. En enero de 1985, demagogos, empresarios, banqueros, ciudadanos, militares y corruptos políticos tuvieron la esperanza de abrigarse a unas elecciones libres y con un gobierno democrático para así solución los problemas nacionales que en ese tiempo no eran tan graves como los que vivimos ahora. Por cierto ahora con invasión y presencia de las comunidades internacionales que realmente estimó que se estaba a la puerta de la tan esperada oportunidad histórica en la cual Guatemala accedía por primera vez a la democracia. La ocasión se perdió en el desagüe, ya que todo terminó en el comienzo de una longeva y epidémica corrupción gubernamental, que solo permitió que cualquiera, desde un matón hasta ahora un payaso llegara a gobernarnos.
La democracia no está funcionando. Aquí, los malos gobiernos cubiertos con un manto hipocresía de democracia, han expuesto al sistema como aquel que permite gobiernos del abuso, la corrupción, la ineptitud y ahora burla.
En Guatemala, donde tenemos una economía que no crea fuentes de trabajo, sino solo necesidades; un sistema social en el que reina la violencia, el desorden y una continua pérdida de fe en la justicia, la democracia en este siglo no significa más que enraizamiento de las desgracias sociales. Por más que haya beneficiado a populistas dirigentes de ideologías extremas, que han salido de la pobreza con el dinero del pueblo.
Y así, Guatemala quedó estancada en el tiempo, ya que durante esta llamada “democracia” solo hemos crecido en población, tráfico y necesidades. De esas primeras elecciones generales que debían fortalecer la democracia y propiciar el progreso, la legalidad, la ilusión de una mejor Guatemala para todos quedo en un sueño.
Habría que preguntarnos si la democracia fue la culminación de un proceso interno nacido en Guatemala y si fuera así, porque se degeneró insalvablemente hasta hoy.
Millones de personas en Guatemala están aún sumergidas en la miseria, otros en la pobreza y algunos en la sobrevivencia del día a día. Cierto es que una población digna no puede esperar limosnas. También lo es que los guatemaltecos somos capaces de trabajar honradamente, como lo prueban en otros países (como ahora vemos en las mismas olimpiadas) pero no podemos dejar que nuestros emigrantes (que ahora son tratados como terroristas) continúe.
Pero, cierto es igualmente, que hoy en Guatemala no hay condiciones que estimulen el trabajo honrado y productivo en tanto si seguimos con una democracia, como dijo demagogo Alfonso Portillo “de las carreteras, no se come…” y como ahora tenemos una democracia que da risa, les dejare la frase o moraleja y es de nuestro mandatario Jimmy Morales “al señor que quiere construir el muro, le ofrezco mano de obra barata”.