Como si nada hemos llegado al final de este Año Litúrgico Ciclo B, e iniciamos uno nuevo, Ciclo C, con el tiempo de Adviento.
“El tiempo de adviento tiene una doble índole: es el tiempo de preparación para las solemnidades de Navidad, en las que se conmemora la primera venida del Hijo de Dios a los hombres, y es a la vez el tiempo en el que por este recuerdo se dirigen las mentes hacia la expectación de la segunda venida de Cristo al fin de los tiempos”,(Guatemala, 2021).
El tiempo de adviento comienza este año el 27 de noviembre con las primeras vísperas, y termina con las primeras vísperas del tiempo de Navidad. Es un tiempo de gracia durante el cual podemos prepararnos para ese gran acontecimiento de Jesús en Belén. La responsabilidad de hacer cambios durante este tiempo es cada uno. Es conveniente abrir nuestra mente y corazón para que Jesús vaya actuando en nuestra vida.
Uno de los simbolismos importantes de este tiempo es la Corona de Adviento, la cual se va encendiendo gradualmente. Es una tradición que permite a los fieles cristianos reflexionar sobre ese proceso gradual de conversión que todos debemos ir haciendo conforme se van enciendo las velas que la conforman. Esto significa el encendido gradual de las velas. La conversión de vida es poco a poco. Algunas personas posiblemente sí logran hacer cambios radicales de la noche a la mañana, pero a algunos otros nos cuesta más.
La luz de las candelas significa que Jesús es la luz del mundo; por lo que nosotros también estamos invitados a ser luz del mundo en nuestra vida y en la vida de los demás. Muchos en la sociedad actual caminan en tinieblas casi siempre. Y nosotros podemos iluminar a esta sociedad con una nueva manera de pensar, sentir y actuar.
La forma circular que tiene la corona significa que Dios no tiene principio ni fin, sino que es eterno. El amor de Dios es infinito, nunca se acaba. Que bueno sería que todos nos convirtiéramos en “pequeñas gotas de amor en un mundo lleno de amargura (Teresa de Calcuta). Durante este tiempo ame sin medida a todos. El amor cambia y transforma vidas.
Hay que comenzar este tiempo con la esperanza puesto en Dios de que mañana puede ser mejor que hoy. Hoy me puede ir mal, pero mañana la vida me puede sonreír. Esto significan las hojas verdes; Jesús es nuestra esperanza.
Significados de las candelas: la candela roja significa el amor de Dios y que ese amor debe prevalecer en nosotros. La candela morada, que se enciende el primer domingo de adviento, nos recuerda que esta época es un tiempo de conversión y preparación para el nacimiento de Jesús. La candela verde, que se enciende el segundo domingo de adviento, significa la esperanza que nunca debemos perder los cristianos. La candela rosada, que se enciende el tercer domingo de adviento, significa la alegría propia de este tiempo. En algunos lugares, el tercer domingo de adviento, encienden una vela roja. Y la candela blanca, que se enciende en las primeras vísperas del 24 de diciembre, indica que Jesús ha nacido en Belén.
Iniciemos este año litúrgico con una mente positiva y con un corazón abierto a la voluntad de Dios en nuestra vida. Como todos los años, este año no será la excepción, los retos a nivel de sociedad, de iglesia, de parroquia, de grupo y de familia no harán falta. Pero confiemos en los dones que Dios nos ha regalado para enfrentarlos con coraje y paciencia. ¡Disfrutemos este año litúrgico!
Dios es el motor principal de mi vida, me gustan los retos. Soy amigo de la verdad y enemigo de la hipocresía.