Proponer una devaluación sistemática, sería forzar el mercado y distorsionarlo, solo para favorecer a un grupo de empresarios, que después de años de operar en una economía de privilegios, no han sido capaces de hacerse competitivos”.
Hay consenso por parte de diversos analistas, que la actividad económica del país está desacelerándose, derivado de factores como la crisis política que se está viviendo, escasa inversión pública y el descenso en los precios internacionales de importantes productos de exportación.
Hace unos días, la Cámara de Industria de Guatemala propuso un programa de devaluación responsable para reactivar la economía. Dicha propuesta pretende que se devalúe el quetzal en 5 % anualmente, con lo que se esperaría un efecto positivo del 1.5 % en el producto interno bruto (PIB) y un aumento del 1 % en la tasa de inflación. El supuesto es que habría más exportación, mayor ingreso de divisas y más dinero para quienes reciben remesas, en el corto plazo, pero, ¿que sucederá a largo plazo?
Hay que aclarar que el concepto de “devaluación” está relacionado con el sistema de tipo de cambio fijo, donde una autoridad estatal, en nuestro caso la Junta Monetaria, sería la que oficialmente dispondría cuál es el tipo de cambio, o sea, el precio de las divisas expresado en moneda nacional. Eso significaría un retroceso, porque desde hace varios años el sistema de tipo de cambio en el país es el denominado flexible o de de libre flotación (aunque la Junta Monetaria lo “administra” para reducir su volatilidad sin incidir en la tendencia), donde es el mercado de divisas el que lo determina de acuerdo a la oferta y demanda.
En un sistema que depende de la oferta y demanda de divisas, el tipo de cambio se aprecia o se deprecia, mientras que en el sistema de tipo de cambio fijo, es un grupo de burócratas el que decide cuál es el precio de las divisas, es decir el tipo de cambio. Volver al sistema de tipo de cambio fijo, sería volver a privilegiar a los exportadores a costa de los consumidores, porque los primeros aumentarían sin problema su riqueza y los segundos verían disminuir sensiblemente sus ingresos como resultado de la inflación. Es algo totalmente injusto, porque se empobrecería a la mayoría de la población, a costa de enriquecer más a un sector de empresarios mercantilistas que son una antítesis de los empresarios capitalistas.
En estos días, el tipo de cambio nominal con respecto al dólar está alrededor de Q 7.58 por US$ 1.00. Para tener una idea de lo que significa la propuesta de los mercantilistas de la Cámara de Industria guatemalteca, se propone este ejemplo: Si en la actualidad, que un dólar cuesta Q 7.58 y por disposición de la autoridad monetaria se devalúa en 5 %, significa que el precio de un dólar aumentaría en Q 0.38 centavos, por lo que el dólar pasaría a tener un precio de Q 7.96 de la noche a la mañana, y en cinco años, tendríamos un tipo de cambio de casi Q 10.00 por US$ 1.00.
Imaginemos la inflación que eso nos traería, particularmente por todos los bienes que se importan para el consumo final, materias primas, medicamentos, servicios como los alquileres de vivienda y oficinas que se contratan en dólares, se harían carísimos.
Aunque han existido leves periodos en que el tipo de cambio ha sido volátil, su tendencia desde 2014 es hacia la baja, como resultado de los mecanismos del mercado de divisas, por lo que proponer una devaluación sistemática sería forzar ese mercado y distorsionarlo, solo para favorecer a un grupo de empresarios, que después de años de operar en una economía de privilegios para ellos, no han sido capaces de hacerse competitivos. Hay analistas que piensan que hacer este tipo de propuestas a la autoridad monetaria, también es corrupción y tráfico de influencias.
En lugar de irse por la vía fácil para obtener injustamente más riqueza a costa de todos los consumidores, mejor deberían de presentar un plan para que juntamente con el Gobierno y otras organizaciones del Estado, se pueda reducir la inseguridad ciudadana, las extorsiones, los trámites administrativos, flexibilizar la legislación laboral, mejorar la infraestructura, por mencionar algunas ideas. Con propuestas de este tipo, podrían hacerse más competitivos a largo plazo y obtener ganancias justas.
Administrador público, economista, politólogo, abogado y notario, y profesor universitario.