La celebración del día del padre, no tiene ninguna relación o vínculo con la religión ni nada por el estilo. Fue Sonora Smart Dodd –hija de Henry Jackson Smart- quien se le ocurrió la feliz idea de homenajear a su señor padre. Sonora Smart Dodd, estaba agradecida con su padre por la tenacidad, gallardía, dedicación, amor y sacrificio manifestado al sacar adelante a sus seis hijos, la esposa de Henry Jackson, falleció cuando dio a luz a su sexto hijo, murió en el parto. Esto ocurrió en el año 1909 en una ciudad llamada Spokane, Washington.
Ser papá, es una experiencia inigualable, es complementar la vida, es decir, velar, luchar, esforzarse, trabajar y dar lo mejor de sí, para el bienestar del hijo –me refiero a ambos sexos-. Todo lo que el hombre –papá- hace, es para que su retoño tenga lo que él no tuvo, es decir, una mejor calidad de vida.
Esta celebración, agasajo u homenaje sin lugar a dudas es muy especial, sobre todo en un país como Guatemala. Ser papá ahora mismo en Guatemala, definitivamente es otra historia, es otra realidad; por ejemplo, no es lo mismo ser papá en Guatemala que ser papá en Costa Rica, por qué la comparación, otro ejemplo, la economía de Costa Rica no depende de las remesas familiares, mientras que Guatemala, las remesas familiares se ha convertido en la base de su economía –en 2020 se recibieron en remesas familiares más o menos 87 mil 321 millones 200 mil quetzales- casi es igual al presupuesto general de ingresos del gobierno. En ese orden de ideas, vemos con profunda tristeza y preocupación que, cada día, más padres de familia migran a los Estados Unidos para poder dar al hijo, eso que él –papá- no tuvo en su niñez. Según estadísticas del gobierno de Guatemala –MINEX-, al 11 de julio de 2020, se habían registrado más o menos tres millones de conciudadanos, y se cree que el 50% son hombres. Por eso digo, ser papá en Guatemala es otra historia.
Quiero enviar un abrazo y un saludo a todos los papás de Guatemala que día a día salen a la calle a luchar a brazo partido, que no le amagan a nada –incluso a COVID 19- únicamente con su mascarilla bien puesta y su confianza en Dios, conseguen el sustento diario, los frijoles –dicho popular- para su familia. Esos papás que perdieron la confianza en el gobierno, que un día dijo estar muy preocupado por la salud del pueblo, pero, le está valiendo un pepino porque simple y sencillamente no puede administrar un solo tema y que representa la vida o muerte del pueblo: LAS VACUNAS.
Esos papás que de la noche a la mañana se quedaron solos, porque COVID-19 le arrebató a su ser querido, hoy amanecieron viudos, como el caso de Henry Jackson Smart, muchos ahora estarán al frente de 2, 3 y más hijos, con la frustración de que el “señor gobierno” no mandó a tiempo las vacunas, posiblemente con la aplicación de la vacuna se hubiera salvado la esposa, la mamá, la abuela; hoy queda hacerle frente a las vicisitudes y las complicaciones que la misma situación presenta.
Mi admiración a los papás pobres –económicamente hablando-, pobres no porque ellos así lo han querido, sino porque el sistema de gobierno corrupto así lo quiere y temo que así lo querrá por muchos años más, a menos que el verdadero pueblo, dé un paso adelante y decida terminar con tanta angustia, robadera y corruptela.
Usted hijo, aproveche al máximo a su papá, oiga sus consejos, sus “sermones”, acepte sus llamadas de atención, cada una de sus palabras y consejos llevan sabiduría que los años le ha dado. Viva, camine, corra, acompáñelo, ría, incluso, lloré con él, usted es dichoso al tenerlo allí; somos muchos los que no tuvimos o no nos acordamos de una sola caricia o llamada de atención de nuestro papá, porque la muerte nos la quitó cuando apenas empezábamos a vivir.
Contador público y auditor, docente universitario y ex alcalde comunitario.