Había intentado en varias oportunidades llegar al final de la meta sin lograrlo, lo comenté con una amiga y ella me acompaño para corroborar la ruta que recorría y verificar si la conocía, resulto que era correcta, yo llegaba a un punto donde para mi era el final solo era cuestión de dar como mínimo dos pasos, brincar dos piedras que para mi representaban el final del camino; inmediatamente pensé cuántas veces desistimos de alcanzar una meta u objetivo porque concebimos una idea como absoluta y sencillamente frenamos el trabajo por miedo a los obstáculos, ese día comprendí que lo importante es el valor de la insistencia de ir una y otra vez al lugar para lograr llegar ya que repetidamente estuve a punto de alcanzarla; aprendí el valor de la compañía porque no siempre estamos en la disposición de pedir ayuda máximo cuando creemos que es algo tan sencillo, siempre es mejor dos que uno; descubrí que no debemos ser tan drásticos con nosotros mismos y descalificarnos, suele suceder cuando estamos en el intento de hacer algo y no vemos los resultados, el esfuerzo, el trabajo invertido en el proceso y no desistir es valioso.
Hay una frase que me gusta mucho: “ Insistir, persistir y nunca desistir”, la invitación es animarte a seguir luchando por tus sueños, puede que estés a dos pasos de alcanzarlos, que el temor, la frustración, la incertidumbre, el miedo o el qué dirán, no sean obstáculos en tu caminar, solo sigue avanzando.