Para bajo, para bajo y nunca llegamos al fondo. Cada día que pasa los niveles de corrupción son más, más y más elevados. Durante la pandemia del COVID 19 el gobierno se gastó miles y miles de millones de quetzales, el pueblo salió a manifestar exigiendo respuesta a la pregunta ¿dónde está el dinero?, al inicio fue tendencia en redes sociales, millones de guatemaltecos querían respuesta sobre el destino que se dio a dichos recursos.
El Ministro González Richi decía en una reunión de trabajo que había que gastar esos recursos, regalarlos, al final eso “pela”. Efectivamente a los políticos les “pela” la opinión de los ciudadanos. Ahora hasta les “pela” la opinión de la embajada del país gringo, y el grupo G13, conformado por los embajadores de países donantes.
Me disculpo por ofenderlo estimado lector, por lo que pido disculpas por titular esta columna con una palabra tan vulgar como “pela”. Pero en verdad no puedo manifestar de otra forma el nivel de indignación que embarga mi mente ante los acontecimientos que rodearon el primer mes del año, reflejo de una historia política y social de nuestra Guatemala.
Desde un inicio la elección del Juez de la Impunidad, de apellido Moto, para mí fue sorpresa. Algunos dicen que mi inocencia no puede llegar a comprender la mente maligna de las mafias que dirigen desde hace 500 años los destinos de este país. Y es verdad, cuando supe del interés del Juez Moto por ser electo por la asamblea del Honorable Colegio de Abogados y Notarios para ocupar la vacante en la Corte de Constitucionalidad, pensé que iba si mucho a obtener de 50 a 100 votos.
No imaginaba que profesionales estudiosos de las Ciencias Sociales y el Derecho, a quienes siempre he respetado, por una de sus mejores características, el análisis, la reflexión y la lectura, fueran a respaldar a un personaje nefasto para la sociedad honrada de este país. Sin embargo más de 3 mil 500 distinguidos abogados fueron, respaldaron y votaron por él, y celebraron el triunfo.
Algunos afirman que fue una lucha entre la Universidad Estatal y las Universidades privadas, yo veo más allá de eso. Primero igual abogados de San Carlos votaron por Moto, como abogados de instituciones privadas lo hicieron por Gálvez. Pero este no es en sí el problema. La elección la hicieron por una cena, una bebida, un gel o una mascarilla, y en el mejor de los casos, por mantener su trabajo o acceder a uno.
Como sea nunca hubo debate, no se explicó la visión metodológica del análisis constitucional de cada uno de los candidatos y los abogados tampoco lo pidieron, se votó por votar, y el que no lo hizo, fue por indiferencia. A más de 30 mil profesionales les “pela” el destino de Guatemala, por eso no se acercaron a votar. Diferente hubiera sido que la votación hubiera arrojado más de 20 mil votos nulos y 3 mil 500 para el ganador, por definición, el gremio rechazaba al ganador, pero no, a los que no se involucraron les valió.
Ahora bien, la rechazada elección de Moto para la máxima corte no fue todo lo que sucedió en el mes de enero. Entre otras cosas asumió una nueva junta directiva del Congreso de la República. En la vicepresidencia la hermana de un personaje acusado de narcotráfico y capturado por las autoridades de Estados Unidos, pero hay más diputados con relación familiar con capturados. Nada nuevo, pues son miembros de la bancada de la UCN, aquellos con las que el ex presidente Jimmy Morales fue a comer una gallinita con loroco.
A esos diputados, aliados del Presidente Giammattei, este les rinde homenaje y respeto en su primer informe de gobierno. Imagino que se siente como en casa, entre amigos, sin preocupación. En su discurso Giammattei pide unidad, con voz alta, fuerte, decidido, lanza su propuesta de unir al pueblo guatemalteco para construir un país como el que él ha soñado, sumiso, agachado, de rodillas, derrotado, complaciente, aceptando que su destino es la esclavitud y que su trabajo es enriquecer a las mafias de este país, algunos se dicen llamar empresarios.
Así las cosas, los más de 17 millones de guatemaltecos honestos se levantan de madrugada y cumplen con su responsabilidad, al frente de sus empresas, trabajando en el campo, estudiando, sirviendo en diferentes puestos del país, atendiendo a sus familias, son ellos los que en realidad sostienen y producen la riqueza de este país, el problema es que a la mayoría le “pela” lo que los políticos y sus mafias hacen con esa riqueza.
Profesor universitario, académico, profesional de las Ciencias Económicas.