Autor: Doctor Alberto Fuentes Castillo
(ex Alcalde de Quetzaltenango)
Virgencita del pueblo tan milagrosa y buena,
en años infantiles con mirada serena,
cuando el rezo de la madre para nos florecía,
arrullaste los sueños y nos diste alegría…
En nuestras mocedades los más puros amores
protección te pedían y las más blancas flores
perfumaban las almas de las novias felices,
hermanas de las rosas, hermanas de los lises…
Patrona de mi pueblo, dulce Madre de Cristo
en ti las pobres madres el consuelo han visto,
tú has dado a los hijos la salud que perdieron.
Y el valor a los padres que de hinojos lloraron.
Por eso, virgencita, es que vengo a pedirte,
en esta hora loca, en esta hora triste,
para los pobres hombres un poco de luz
que tuvo en la palabra el Divino Jesús …
Toda la tierra tiembla, se matan los hermanos,
se queman los trigales, se escupe a los ancianos,
los templos son mercados y establos los altares
y se arrojan al lado los puros azahares…
Por los niños sin padre que te rezan llorando.
por los pobres cautivos que allá están penando,
por los hijos queridos, por las pobres mujeres,
por las patrias perdidas que escarnece la guerra,
por los que están dando su vida por la humanidad,
por todos los mártires que ha hecho la crueldad,
te pido virgencita un poco de piedad
y que muy pronto venga tu Hijo Divino
a purificarnos con su Pan y con su Vino…
-Proa. Quetzaltenango, 2 de octubre de 1943