Llego septiembre, no es cualquier mes, y mucho menos en cualquier año, es 2021. La pandemia y el ineficiente manejo del gobierno central vinieron a desnudar muchas de las realidades de nuestro país. La exclusión se hizo evidente, la desigualdad se marcó más, la pobreza se focalizo en zonas rurales, en la ciudad el desempleo fue la constante. Un sistema de salud colapsado, en total abandono por años. El modelo educativo represor, mentiroso, racista, sin recursos, sin escuelas, sin opciones para los niños y jóvenes, condenándolos a migrar. Los pueblos originarios marginados, sin representación en los espacios gubernamentales importantes.
Doscientos años atrás no había diferencia con el presente que vivimos los guatemaltecos. Cuando se firmó el acta en la que se legalizo el robo y saqueo del país, 15 de septiembre de 1821, participaron dos grupos. Los liberales, conocidos en aquellos días como los cacos, liebres, sobre nombre usado para identificar a los ladrones; y los conservadores, a quienes la población ladina, criolla y española, llamó los lame botas, porque prefería hacer todo lo que los gobiernos ordenaban y buscar un favor de los gobernantes, empleos, negocios, etc..
Al día de hoy, esto no ha cambiado nada. Los grupos poderosos del país se dividen en dos, liberales y conservadores, o sea los que van con todo a robar, como el caso del presidente Alejandro Giammattei, algunos de sus ministros y secretarios de gobierno. Y los que por medio de exenciones de impuestos, contratos de construcción, compras, libertad para gestionar el sistema financiero nacional, reciben grandes favores del gobierno.
El país se divide en dos grupos, los que firmaron el acta de independencia (cacos, liebres, lame botas) y los el resto de la población. Los primeros obtienen tierras, créditos blandos, protección total del Estado por medio del ejército, contratos con altos beneficios, en suma, ganancias y más ganancias, y cuando alguno de ellos pierde, sale el gobierno al rescate. Este grupo poderoso del país no suma más allá del 2% de la población. Están muy unidos, celebraran los 200 años de beneficios, con dinero de los guatemaltecos. ¿Dónde cree usted que se gastaran los más de Q100 millones destinados para estas fiestas patrias del criollo y sus aliados? El restante 98% de la población, somos todos los que no pertenecemos a ese selecto grupo, también hay millonarios acá, pero su dinero lo obtenido de diversas formas, la mayoría trabajando de sol a sol, y otros como resultado de sus estudios, sirviendo en diversas empresas estatales o privadas, incluso militares, policías y políticos. Este segmento de la población está dividido de muchas y múltiples formas.
El gran éxito del grupo poderoso que concentra la riqueza ha sido dividir. Muestran un país de riqueza y opulencia por medio de los centros comerciales. Vida que hacen desear al que no la tiene, le enseñan que con trabajo fuerte y tesonero lo alcanzaran, ponen a su disposición fuentes de financiamiento a costos muy altos. Usan estrategias diversas, como la motivación, el coaching, la identificación con la empresa y el país, logran captar a un grupo que denominan clase media. Consumen, trabajan y consumen. Consumen en los negocios de ese 2%, trabajan en negocios que aumentan las ganancias de ese 2%, y vuelven a dejar su dinero allí mismo, en donde lo trabajaron y ganaron. El otro grupo es que ni siquiera tiene acceso al trabajo formal, algunos viven al día con lo que ganan, otros, comerciantes por cierto, muchos de ellos, logran fundar su empresa, crecen, crecen y siguen creciendo, llegan incluso a ser millonarios, pero si ellos ganaron Q1 millón, el 2% que les platique, ganan Q9 millones. Gran parte de este grupo se ve obligado a migrar, otro estupendo negocio para los dueños de la patria, compran baratos los dólares del migrante, cobran comisiones por las remesas, luego los venden caros, lo invitan a ahorrar en sus bancos, después le dan créditos a altos intereses, y así, crecen y crecen sus ganancias.
El presente es un reflejo del pasado. 200 años atrás durante la colonia, los criollos y los españoles que gobernaban eran quienes ejercían los puestos de gobierno, ya sea nacional o local. Ellos debían pagar por obtener el puesto. Otro grupo obtenía tierras y esclavos. El dinero lo recuperaban cobrando impuestos al pueblo, se quedaban con una parte y el resto iba a la corona española. La idea de firmar el acta de independencia surge, cuando los liberales y conservadores ven la oportunidad de quedarse con esos impuestos que iban a España, con las tierras y con los comunitarios, sus aliados: la iglesia católica y el ejército. Acaso entonces el documento no es un instrumento que legalizo la corrupción, el despojo, saqueo y la violación de los derechos humanos de los pueblos.
El virus de la corrupción sigue cobrando vidas, todos en el país se lavan las manos, ahora hasta la Corte de Constitucionalidad, y otorga el beneficio de medida sustitutiva en los delitos relacionados a actos de corrupción, como un incentivo para que continué su práctica generalizada.
Profesor universitario, académico, profesional de las Ciencias Económicas.