A Julio “Loco” Leiva lo asesinaron hace tres semanas, dejando un vacío en el futbol, principalmente en el área de la Dirección Técnica. Con la escasez de esta rama de profesionales nacionales, el “Loco” comenzaba a brillar con luz propia, empezando desde abajo, como se dice popularmente, “picando piedra” en las ligas de ascenso en Guatemala. Era un técnico que prometía un crecimiento en el mediano y largo plazo, por su disciplina, convicción, liderazgo y capacidad. Perdimos un talentoso técnico para el país y el istmo centroamericano.
Tuve el gusto de conocerlo cuando vino al Xelajú MC. Anteriormente, había jugado con Amatitlán, ascendió con Antigua GFC en 1999, y el equipo que le antecedió antes de los Chivos fue Deportivo Zacapa. Aunque por lo atrevido y ambicioso que era, tuvo una prueba en un equipo italiano de segunda división. Lo veía jugar en los equipos que mencioné anteriormente y era un futbolista que llamaba la atención por sus desbordes, técnica individual depurada y, por supuesto, sus acrobáticas “piruetas” en el aire cuando anotaba un gol, aparte de esa melena larga que caracterizaba, o mejor dicho, que se puso de “moda” en los futbolistas a nivel mundial de los años 70 y 80. Era una persona que llamaba la atención por los factores mencionados; esas características nos indicaban que no era un jugador del “montón”.
Cuando vino al Xelajú MC, quizás por el año 2004, fue un paso al frente en su crecimiento como futbolista profesional. Llegaba a un equipo con abolengo en el país y una afición que arropaba al jugador que se entregaba a la institución, y Julio fue uno de ellos. Tuvo una simpatía en doble vía con la afición de ese entonces, donde predominaban las porras de la Curva y la Bulla. Es más, era tanta su identificación que tenían actividades sociales fuera del estadio. “El Loco” fue una persona que se dio a querer; había “algo” especial entre Julio y la afición que hacía esa relación tan especial. Llegó a un punto tal que, cuando a Julio lo dejaban en el banquillo y el equipo no funcionaba, los mismos aficionados coreaban su nombre para presionar al técnico y hacerlo ingresar para poder disfrutar de su buen fútbol. Realmente, son pocos los jugadores que logran esa sincronización con su juego y tener una armonía o romance permanente con la afición. Sin duda, el “Loco” era único.
Tres semanas antes de su despiadado asesinato, vino a jugar un partido amistoso con Deportivo San Pedro de San Marcos, equipo que estaba dirigiendo. Fue contra su querido equipo Xelajú MC, en el estadio donde algún tiempo brilló. Nos dimos unos fuertes abrazos; siempre tuve una amistad de mucho respeto y aprecio, la cual siempre valoré. Recuerdo una fecha especial con los Chivos, cuando lo entrevistábamos para la radio y, seguidamente, él nos invitó con mis amigos de radio Carlos Matul y el famoso “Nenito”. Llegamos a donde vivía para celebrar el cumpleaños de quien era su esposa en ese entonces, Lorena Aros, madre de sus dos hijitas, quien últimamente vive en EE.UU. y ha triunfado como actriz de televisión. Fue un detalle que nunca olvidaremos. Nos abrió las puertas de su casa y ese gesto no se lo concedía a cualquiera. Cada vez que nos encontrábamos en cualquier estadio, nos decía “mi hermano”. Es difícil encontrar en la vida ese tipo de características en una sola persona. Mi dolor fue muy fuerte en el momento en que nos enteramos de su muerte, y no quise escribir en ese momento. Pasaron tres semanas para que le dedicara unas líneas en su memoria, a un gran ser humano con su familia, aficionados, directivos, periodistas y cualquier persona a la que él regalaba una sonrisa y un abrazo. En conclusión, como decimos los guatemaltecos, un “tipazo”.
Descansa en paz, mi hermano. Cuánto nos faltó por disfrutar. Quizá hubiera querido que algún día llegaras al banquillo de nuestro querido Xelajú MC. Te fuiste muy joven, pero tu nombre y carisma quedaron inmortalizados. Hasta tu estilo, la melena, tu “look”, todo en ti siempre fue diferente. Por eso te diferenciabas del “montón”. Estuviste en varios procesos de selección nacional, tanto juveniles como mayores, pero donde más brillaste fue en tu querido Xelajú MC. Hubo un encanto mutuo entre tu persona, el equipo y su afición. Descansa en paz, mi hermano, y que Dios te reciba con los brazos abiertos. Flores sobre tu tumba, “Loquito”.