Tendrá que llegar un momento que, considero, todo el que aspire a ser artista, a ser uno verdaderamente grande, deberá emprender al menos una vez en la vida: explorar los límites del ser humano.
Este concepto puede generar un profundo temor, ansiedad, y dudas, porque a partir de allí, quizá el camino solo sea de confusión, ya que el arte, en su esencia, es tan libre y puede escapar de las manos de su creador.
Así se presenta el gran reto de indagar en la existencia misma y de atreverse a eliminar, o transformar, limitaciones físicas y mentales para alcanzar un nuevo plano de conciencia que permita seguir descubriendo lo que la auténtica expresión juega en nuestra naturaleza.
Escribo estas palabras porque, a partir de este martes 1 de octubre, ocurrirá en Xela algo que jamás ha ocurrido: el artista José Molina Salazar realizará una maratón de dibujo en el que pretende crear durante 103 horas seguidas para establecer un nuevo Récord Guinness. En 2023, logró dibujar durante 80 horas.
Este desafío, más allá de lo físico y lo mental, es una forma de trascender en la Tierra, redescubriendo a la humanidad al privarse del sueño. Además, implica utilizar ese tiempo para la creación. Se trata de una perpetua meditación en movimiento, en donde no solo será necesaria la sensibilidad artística o la concentración, sino algo más supremo que habitará en la intención creadora.
No conozco a José Molina Salazar; o por lo menos, nunca hemos conversado. Pero no importa. Admiro su terquedad con lo artístico y con lo humano; y sobre todo, su capacidad de manifestarse.
Quiero aprovechar estas líneas como un acto de fe, una danza cósmica en la que el universo ya se ordena para que logres esta hazaña. Una hazaña en la que todo lo que ahora existe vibrará solo para que tus manos inventen. Para lograr una realidad que ya permanece en tu visualización y que solo debe ser manifestada en el plano terrenal. Utiliza el tiempo y el espacio como tus aliados, y vencerás.
Y me quedo con esta filosofía que el arte te ha hecho adoptar: “Solo cuando los movimientos de mi mano no son demasiado suaves ni demasiado violentos es cuando la idea de mi mente puede realizarse. Sin embargo, no puedo explicar esto con palabras. Hay una habilidad en ello que no puedo enseñar a mi hijo, ni él puede aprender de mí”.
Te deseo lo mejor, desde mi esperanza.
José J. Guzmán (Quetzaltenango, 1993). Licenciado en Comunicación Social y estudiante de la licenciatura de Psicología. Más de 10 años de experiencia en medios de comunicación. Tiene un libro de poemas publicados: “La Escena Absoluta” (2012).