Luis Ricardo López Alvarez
Licenciado en Letras
Ya sea para escribir una carta o un anuncio atractivo para nuestro negocio, hay dos aspectos que se tienen que tener muy claros antes de comenzar a escribir: ¿por qué se está escribiendo? y ¿a quién se dirige el mensaje? Teniendo esto en claro se podrá responder: ¿cómo escribo esta carta de amor o pauta llamativa?, o sencillamente cualquier otra cosa.
Piense ahora en un soldado de la Antigüedad, que se encuentra en una torre a las afueras de un castillo; desde donde está, ve acercarse al enemigo y sabe que la fortaleza que cuida y sus habitantes son incapaces de hacerles frente; solo tiene la opción de pedir ayuda, por medio de una paloma mensajera, al campamento más cercano. Los enemigos se acercan, queda poco tiempo y el papel sencillamente es escaso. Sin pensarlo mucho, decide mandar un mensaje breve.
Al llegar el ave al campamento es recibida por otro soldado que inmediatamente informó al General, este lee ocho palabras y despliega un contingente para apoyar a los asediados. ¿Qué decía el mensaje?, sencillamente: Mi Señor, estamos bajo ataque enemigo, necesitamos refuerzos.
Si aquel soldado hubiera decidido escribir un poema épico o narrarle toda la experiencia al General en un papel tan breve; habría desperdiciado su tiempo, recursos y sin duda no habría obtenido ayuda, pues habrían pensado que se trataba de un mensaje en broma.
Así también nos puede ocurrir que aun sabiendo lo que queremos decir, el texto sencillamente no responde a nuestros intereses; de tal modo que aunque lea precioso, tenga rima y ritmo no cumple el objetivo ni llega a quien originalmente teníamos por destinatario.
La respuesta a la pregunta: ¿Por qué escribimos?, es el propósito de nuestro mensaje. Esta es la brújula que guía nuestras ideas y permite que las palabras correctas aparezcan y se vayan conectando una tras otra. Podemos escribir para cumplir tres objetivos: informar, entretener y motivar.
Informar es sencillamente contar algo que puede observarse, de lo que se tienen pruebas que respaldan lo que decimos. Cualquiera puede contar como pasó algo, con frialdad y datos puros; Narrar la realidad sin involucrar nuestros sentimientos u opiniones, no hay decisiones que tomar, no hay ideas que seguir; simplemente sabemos algo.
Para entretener le propongo que piense en un comediante, muchas de las cosas que dice puede que sean verdaderas y otras falsas; muchas están basadas en estereotipos o situaciones personales. Los mensajes del comediante son sentimientos y nada más; la finalidad es agradar a quien lo lee o escucha. Al entretener hay situaciones que mueven nuestras emociones y sentimientos, francamente no aprendemos mucho, simplemente sentimos algo.
Pero quiero que mantengamos en mente los dos ejemplos que mencioné antes: la carta de amor y el anuncio llamativo; estos se parecen, en que ambos guardan la característica de ser redacciones con el propósito de motivar.
Y motivar es un llamado a la acción para nuestros lectores. Cuando escribimos queremos ser comprendidos y apreciados, queremos que nuestro lector haga algo: amarnos, creernos, comprar de nuestros productos o servicios, apoyarnos o sencillamente compartir nuestras ideas. Solo lo logramos por medio del convencimiento (al presentando ideas claras, con datos reales y emociones que puedan conectarse para apoyar esa idea).
Al motivar por escrito queremos mantener la atención del lector y llevarle a tomar una decisión en torno a una idea.
Por ejemplo:
Creemos en dar productos de calidad, favorecer el comercio local y hacer mejor a nuestra comunidad; por eso en manzanas B vendemos productos frescos y saludables, sembrados aquí por manos orgullosamente nacionales.
Y también:
Seré el amor de tu vida y no querrá tu corazón conocer otro sentimiento que no sea por mi.
Hay que tener en claro que entretienen muy bien los payasos y los artistas; y quien lee un informe sabe que lo que busca es información clara, concisa y verdadera. Pero quien escribe con el propósito de motivar, lleva consigo un poco de cada propósito: informa y mantiene atento al lector. Le ayuda a tomar una decisión con base en la información que le entrega.