PUNTUAL
Las generaciones van cambiando, somos completamente distintos, mucho nos define cómo nos formaron y eso se refleja en la manera en que nos comportamos.
A nosotros nos enseñaron que lo que nos servían en la mesa, se tenía que comer, sin reclamos y menos de mala manera, es más, teníamos que ser agradecidos porque hubiera comida caliente en la mesa.
Mi mamá siempre nos decía, coman y den gracias que hay, gracias a Dios no hubo escasez, pero muchas veces eran solo legumbres, pero con la sazón del amor con que los preparaban. De esa cuenta, no conocí lo que ahora se conoce como selectivo o melindroso, comíamos de todo y felices.
Cuando creemos que los alimentos vienen de Dios, no solo damos gracias, sino que los consumimos completos.
Ahora hay una generación que es electiva de todo lo que come, eso hace que desperdician mucho, no se comen todo y dejan el plato medio lleno. Para algunos es hasta moda o etiqueta dejar alimentos, no comerse todo. Dejar parte de la carne o lo que sea, lo mismo pasa con los complementos o guarniciones.
El desperdicio de alimentos es alto comparado con mucha gente que hoy no tiene que comer. El plato vacío debe ser una forma de estar agradecidos.
De ahora en adelante, procuremos comernos lo que nos sirven, porque pensemos que mucha gente no tiene y debemos ser conscientes que tener esta bendición es un privilegio.
El plato vacío ya no se ve en casa, menos en los restaurantes. Algo que debemos comenzar a cambiar.
Otra cosa que también debemos cuidar es servir porciones justas, que no sean para la glotonería ni para el desperdicio. Tener un alimento caliente en mesa es parte de la bondad de Dios que agradezco todos los días. ¿Quién más se apunta a dejar el plato vacío?
Licenciado en Ciencias de la Comunicación, con tres maestrías en diferentes campos y Doctor en Investigación en Educación. CEO de La Voz de Xela, conferencista nacional e internacional y profesor universitario.