Por Luis Vizcaino Scheel / Colaboración
Pasan los días, las horas y aún no concibo que ya no pueda platicarte. El tiempo se hace extenso y la soledad, momentos amargos. El inicio de inmortalizar los actos de esfuerzo y pasión son aquellos que de una u otra forma quedarán plasmados en los corazones, libros y más.
Pero cómo es que el momento de inmortalizar un legado continua…. es porque las personas que te amaron te conocieron y el bien que causaste de una u otra forma por tu paso en esta tierra se reproduce en los demás y aun que no estés seguirán tus pasos.
Escribo estas palabras para la persona que me crió; que me llenó de sabias enseñanzas las cuales aún perduran y la persona que después del divorcio de mis padres me tomó en su seno como hijo y me dio su amor infinito.
Voy a extrañarte, pero estoy feliz de ver y escuchar a muchas personas recordándote por tus logros y el bien que realizaste a los demás; de cómo iniciaste un cambio radical en tu querido Quetzaltenango que sin ganar mucho pusiste tu esfuerzo y amor para dar esperanza a los demás.
Abuelo mío quiero que sepas que aunque ya no logré despedirte ese día, que eres mi ejemplo a seguir y que trataré de seguir tus pasos aunque aún estoy lejísimos de lograr una pequeña parte de lo que llegaste a hacer. Lo haré con entrega y pasión y que tu legado que hoy me dejas viva y sea inmortal. Como tú nos decías: no se ama lo que no se conoce.
Desde el fondo de mi corazón prometo intentar seguir tus pasos. No te digo adiós, te digo hasta pronto, porque sé que un día estaremos de nuevo junto recordando nuestras historias y escuchando tu frases.
Que el inicio de este cambio de vida y aprender a vivir sin ti sea para nunca borrar tu legado y que quede perpetuamente. Descansa en paz mi viejito, licenciado German Scheel Montes.