Xela enfrenta el mismo problema que el país en sus vías de comunicación, un abandono e irresponsabilidad de las autoridades correspondientes, que tiende al colapso».
En enero de este año, en la evaluación de la mitad del gobierno local a cargo del alcalde Luis Grijalva y su Concejo, solo el 34.2 % de las personas que participaron en un sondeo realizado por La Voz de Xela consideraba que aún podía haber cambios o mejoras en la administración actual, pero el 65.8 %, que respondió lo contrario, no se equivocó, porque seis meses después, el estado de la ciudad es el mismo, o incluso peor.
Unos meses antes, en octubre de 2017, la Dirección General del Sistema de Investigación del Centro Universitario de Occidente (Dicunoc) presentaba los resultados de la encuesta de opinión titulada Xela, ¿cómo estamos?, en la que los encuestados consideraban que, junto a la inseguridad, el mal estado de las calles eran los principales problemas.
Hoy, la situación ha cambiado poco, la declaración del alcalde de que ha terminado la vida útil de las calles, algo por de más sabido, demuestra que la municipalidad no sabe cómo resolver este problema que persiste. El mismo Grijalva, en su informe de gobierno, prometió inaugurar este año más de 50 obras, en una nueva falsa promesa. El retraso en la ejecución de los proyectos podría apuntar incluso a una conocida práctica política de llevar a cabo obras en los últimos días de gobierno para mejorar su imagen; solo en 2017 fueron 13 proyectos planificados que no se ejecutaron (la mayoría relacionados con redes y líneas eléctricas) por un monto de más de nueve millones de quetzales.
Sin embargo, se debe evitar centrar la atención en el Concejo, lo que solo les daría protagonismo, sino enfocarse en cómo solucionar el problema del mal estado de las calles, y de qué manera exigir que las autoridades cumplan con lo que les corresponde. En una ciudad en la que la infraestructura vial es ya limitada para la cantidad de vehículos y el desordenado crecimiento, que las condiciones de la mayoría de la red sean deplorables, es un agravante más que no debe aceptarse.
Este es un asunto que tiene que preocupar a todos, el mal estado de las calles afecta al desarrollo, el turismo, la calidad de vida, la comunicación, la economía, el comercio, la seguridad y la salud.