Existen varias formas de llegar lejos, pero siempre hay que hacerlo sin perder los principios y valores.
Existe una frase que reza “todos podemos ser santos” y otra que dice “todos tenemos derecho a ser felices”, pero en la práctica esto no está garantizado, y parece ser que se ve reducido a un mínimo porcentaje, aunque quizá solo haga falta poner atención a algunas historias de vida.
A diario, la mayoría de personas tiene la oportunidad de compartir con otras, sin saber que en muchos casos lo hacen con personajes que pueden ser tomados como ejemplo para superar las dificultades. Una parte de las historias de éxito están antecedidas por una vida de fracasos y frustraciones, y de ahí es donde surgen las más extraordinarias figuras, que son quienes han pasado de un estado deplorable a una posición de reconocimiento, los hay en los negocios, en la religión, la política, el deporte, el arte o donde se busque.
Por ello, frente a los problemas hay dos posibilidades, abandonarse o luchar por cambiar las condiciones adversas. Cierto es que hay situaciones más difíciles que otras, que requieren de apoyo, sin embargo, tampoco es lo mejor tener a la pobreza u otra circunstancia como justificación de la violencia, la delincuencia y la reproducción de un modelo de vida que atenta contra sí mismo y contra la sociedad.
Desde el punto de vista colectivo, se tiene que cooperar para una mayor inclusión, que permita espacios de aprendizaje y crecimiento a todas las personas, sin condición que limite sus oportunidades. Por su parte, las instituciones de gobierno, municipales y que manejen fondos del Estado, deben generar proyectos de verdadero beneficio para las personas en condiciones tendencialmente en desventaja, y las organizaciones no gubernamentales cumplir con sus fines, y contribuir al desarrollo de los grupos a los que estén orientados.
Las historias presentadas en esta edición, de residentes del departamento como de migrantes, sin que lleguen a ser santos ni vidas plenamente felices, son ejemplo de que las dificultades se pueden superar si existe un entorno que lo facilite, pero sobre todo con la fe y la voluntad individual; lamentablemente este grupo es una minoría, cuando debería ser la regla en estos casos.
Este es un esbozo de cómo la vida de las personas puede cambiar, y tener un mejor futuro, en estos casos en particular, apoyados por una entidad sin fines de lucro, mientras que los migrantes, motivados por su propia situación. Que esto sirva como un aliciente para quienes aún no encuentran el rumbo, para que queden aún más historias por contar y compartir con los lectores.