El Tribunal Supremo Electoral (TSE) tendrá que dar marcha atrás a su absurda idea de controlar el proceso electoral mediante freno o control a los debates, foros o entrevistas de los medios de comunicación.
En primer lugar, está la garantía de rango constitucional que dice: “Es libre la emisión del pensamiento por cualesquiera medios de difusión, sin censura ni licencia previa. Este derecho constitucional no podrá ser restringido por ley o disposición gubernamental alguna”.
Una cosa muy aparte es limitar el financiamiento electoral, donde es claro que ha existido y sigue existiendo descontrol e ilícitos, y otra, pero muy distinta, es querer frenar la discusión y propuestas de los candidatos por medio de diálogos y debates.
Las entrevistas de los medios de comunicación deben y seguirán siendo libres, pero responsables. No podemos regularlas por ningún lado, porque es ponerle obstáculos y condiciones a la sagrada Libertad de Expresión.
Eso sí, los medios de comunicación debemos ser responsables en dar espacios y tiempos iguales a los aspirantes debidamente inscritos. Y enfocarnos en sus planes y en las capacidades de las personas, no así en ataques malintencionados o en el peor de los casos, infundados.
Con tantos candidatos, unos 25 presidenciables y unos 15 aspirantes para alcalde en Xela, ningún medio podrá dar cabida a todos, aunque ese sea el ánimo, por factor tiempo y espacio. Entonces, la lógica es dar cabida a los primeros, según las encuestas o sondeos serios y respaldados, porque de igual forma, son quienes tienen mayor posibilidad, según la misma ciudadanía.
Lo que el TSE debería regular o buscar cambiar es ese multipartidismo sin sentido y exagerado en una «democracia» incomprensible y hasta falaz que se vive en Guatemala. La Ley Electoral y de Partidos Políticos que se reformó en el 2016 deberá tener revisión minuciosa y profunda en la próxima legislatura.
Los debates y fotos públicos son otra gran vitrina de los medios de comunicación para exponer las ideas de los candidatos ante el público en general. Un debate es una técnica de diálogo profesional orientado que señala la forma en que los participantes proponen y discuten ideas específicas, en este caso, del por qué de su participación, sus propuestas y garantías de estas.
Sin entrevistas ni foros al más corto proceso electoral se le añade una condición raquítica en propuestas y discusión de planes y perfiles de los aspirantes a cargos de elección.
Desde que un candidato queda inscrito, no solo goza de antejuicio, sino que queda bajo el escrutinio público, por lo tanto, se convierte en una fuente de información. Y la ley es clara: “Es libre el acceso a las fuentes de información y ninguna autoridad podrá limitar ese derecho”.
Ojalá que el TSE ni publique el acuerdo aprobado y lo deje sin efecto, para contribuir a un proceso electoral que pinta escaso en tiempo y en propuestas serias de los candidatos a los diferentes puestos.