Xela tiene un alcalde, como ya pudimos ver, bravucón, pero además, intolerante y rencoroso. Y eso no solo le afecta a él directamente, sino que también tiene un costo negativo para la ciudad.
Estos son los hechos y explicaciones.
La peor muestra de intolerancia es responderle con falta de respeto y decirle diablo al Padre José María Ferrero Muñiz, Padre Chema, párroco de la Iglesia Jesús de la Buena Esperanza de la zona 3 de Xela, por criticarlo con fundamento. Este líder religioso solo dice lo que muchos piensan, pero por su influencia y credibilidad, lo ven todos los habitantes de la ciudad y eso no le gusta al alcalde Juan Fernando López, JF.
El Padre Chema le contestó el domingo y dijo que él no es una persona que nació para callarse, porque “nadie me va a poner un pie encima de mi cabeza”, señaló, y lo llamó príncipe de los demonios y don Lucifer y si le cae mal, que se lo trague, expresó, y le dijo que debe acostumbrarse a las críticas y le recordó que es un empleado público con un alto salario.
JF contestando o hablando siempre le va mal. No sabe responder, pero además, su ira, puesta de manifiesto en su cara, no le ayuda. El padre Chema antes que cura, es un vecino más, es un ciudadano, por lo tanto, dice lo que piensa, solo que con influencia. Y se debe respetar, como todas las críticas, observaciones, cuestionamientos o apercibimientos. Tocó tres temas, la corrupción, y sus consecuencias, hasta en la salud de los señalados; los altísimos salarios de funcionarios y sus asesores, y la necia intolerancia a que las sesiones de Concejo Municipal se transmitan en vivo.
Los primeros cuatro años de López como alcalde la pasó solo, sin apoyo del gobierno central, porque se peleó con Giammattei. Hubo dinero, porque el alcalde que se fue, Luis Grijalva, no gastó nada y le dejo en las cuentas más de 500 millones. Dinero que no tiene para estos cuatro años y ya marcó distancia, separación del nuevo gobierno de Bernardo Arévalo, al no asistir a la sesión de alcaldes con el presidente, el viernes anterior. Solo él no fue de los 24 alcaldes del departamento de Quetzaltenango, y su molestia es porque fue convocado por medio de una carta que firmó el nuevo director ejecutivo de la Asociación Nacional de Municipalidades, Anam, Patric Gramajo, con quien tuvo diferencias políticas en los últimos dos procesos electorales por la Alcaldía. Ha mentido varias veces, como esta vez, que negó que fue convocado a pesar de que la carta tenía sello de recibido. Mentir es decir que firma 11 mil documentos al día y que atiende al día de 200 a 300 personas.
Se amplió su aislamiento y enojo cuando supo que el nuevo gobernador departamental que nombro el presidente Arévalo es Aldo Herrera, quien en las elecciones pasadas también fue su contendiente con el comité cívico SBX, y que sacó más de 10 mil votos, principalmente de jóvenes que quieren un cambio.
Cuando le preguntaron frente a las cámaras qué opinaba del nombramiento de Herrera, solo dijo “cero comentarios”, más Laos gestos que no le ayudan. Herrera por su lado, en su primera entrevista como gobernador, lo llamó a trabajar juntos.
Se está quedando solo JF, por aislamiento propio, por tomarse personal todo, cuando esto, debe ser político y por el bien de Xela, acercarse a todos y olvidar las diferencias. Los políticos inteligentes, cuando ganan o llegan al poder, deben despojarse de todo color, de todo partido y símbolo, del rencor y las diferencias, y pensar no solo en quienes los eligieron, sino que en todos los ciudadanos a los que sirve en determinado territorio.
Con esta situación ya perdió JF, pero la ciudad también sale afectada. Es cierto que hay un presupuesto constitucional, pero en su mayoría va para funcionamiento con esos «salarios» ya conocidos, por eso, lo que más se debería atraer con buenas relaciones entre gobierno local y central es la inversión para grandes obras.
PUNTO FINAL. También dijo en un video que “hay personas con tanta educación, con doctorado”, solo que no se anima a decir mi nombre, que “sacan su odio” y “son venenosos”. Seguro que me lee, por eso le digo que opinar con fundamento y decir la verdad no es odio, sino que hay personas que odian la verdad; venenoso es insultar a un cura que dice la verdad. Y el veneno, como mal sentimiento, solo contamina a quien lo lanza.
Licenciado en Ciencias de la Comunicación, con tres maestrías en diferentes campos y Doctor en Investigación en Educación. CEO de La Voz de Xela, conferencista nacional e internacional y profesor universitario.