Hay reflexiones tras el fuerte sismo de 6.8 grados que nos tomó por sorpresa y nos despertó a todos esta madrugada del 16 de febrero. Nadie se lo imagina ni se lo espera, a pesar de que vivimos en una franja terráquea de placas tectónicas activas.
Por poquito no pasó a ser terremoto, si vemos datos históricos como el de 1976 que fue de 7.6 grados, un 4 de febrero, también de madrugada, a las 3:01, hace 46 años. En aquel año fueron más 23 mil muertos en el país. Vivimos en una zona vulnerable, según la historia.
Como en todo, siempre hay una realidad y una verdad. La realidad es que tembló y puede volver a pasar, pero la verdad es que estamos protegidos por un Dios de misericordia que no permitió un capítulo negro para Guatemala.
Sin esperarlo, todos nos podemos morir, tanto miedo al Covid-19, pero en un abrir y cerrar de ojos podemos pasar a la historia o ser parte de la estadística, morir.
El punto es que anoche muchos apagamos las luces y cerramos los ojos como si fuéramos eternos, pero no es así, la vida está en un soplo para que existe o se desvanezca, por eso no nos afanemos tanto con las cosas.
En una eventual posibilidad de fatalismo natural, qué hubiera pasado, se queda todo, lo acumulado, lo resuelto o los pendientes, todo. Aquí es donde nos debemos preguntar si han valido nuestros días aquí en la tierra, si no los hemos desperdiciado en la pereza, odiando o haciendo el mal.
Este sismo es un recordatorio de que nada es eterno, la tierra pasará. Deberíamos de vivir, no con miedo, pero sabiendo que no somos eternos en este mundo y que en cualquier momento algo puede suceder.
La vida no está comprada ni garantizada por nada. Por eso, hagamos que valga la pena, que no sea un temblor o terremoto que nos cambie, que sea nuestro entendimiento que nos revele la grandeza de la única oportunidad que todos tenemos y que se llama vida.
Licenciado en Ciencias de la Comunicación, con tres maestrías en diferentes campos y Doctor en Investigación en Educación. CEO de La Voz de Xela, conferencista nacional e internacional y profesor universitario.