Por: Herlindo García
En la víspera del Día de los Muertos, los vecinos de Salcajá, Quetzaltenango, recuerdan con nostálgica alegría a sus difuntos queridos, sus personas amadas que han trascendido el umbral de la mortalidad.
Desde las 16 horas del 1 de noviembre, los salcajenses elaboran las calaveras a base de chilacayote, ayote y material reciclado. Las llevan por todo el municipio, y tocan las puertas de las casas o tiendas diciendo: “Una candelita para las ánimas benditas”.
Una tradición de generación en generación los salcajenses. La acción recolectar velas y dejar un presente en el cementerio.
Al final de la noche las velas que reúnen son encendidas en los panteones o nichos del cementerio, para elevar una plegaria por los seres amados que partieron.
La tradición se ve pausada por segundo año consecutivo y se vive de una forma atípica debido a la pandemia por Covid-19.