El Hospital Nacional de San Marcos vivió un momento lleno de emociones al despedir al traumatólogo, Guillermo Méndez, quien dedicó casi dos décadas de su vida y servicio a la población.
En medio de estrellitas y globos que iluminaban su camino por los pasillos, el doctor caminaba como en cámara lenta, sonriendo para ocultar las lágrimas que brotaban en este emotivo adiós, mientras el confeti y los carteles con diseños de huesos expresaban el aprecio y admiración del personal médico y de enfermería.
Por 19 años lideró la Traumatología y Ortopedia en el Hospital. El doctor compartió: «Llegaría el momento de irme, todavía me hacía falta, pero por situaciones de fuerza mayor me tengo que ir, después de varios años que he trabajado acá y siento que de alguna forma he colaborado con todo Occidente».
Aseguró que estaría para apoyar al personal y que continuará dando consulta en un centro médico de La Esperanza, Quetzaltenango.
“En esta nueva etapa de la vida, le pedimos que recuerde al hospital. Se lleva un pedacito del corazón de cada uno de los trabajadores”, expresó Enrique Escobar, en nombre del personal.
Méndez deja un legado en el Hospital Nacional de San Marcos, donde su dedicación y servicio serán recordados con gratitud por pacientes y personal en general.
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