La organización benéfica Sé Feliz Guatemala apoyó a dos comerciantes informales con la creación de su propio negocio físico: Por un lado una venta de helados -y molino de maíz- y por el otro un servicio de costura.
Estas dos ideas corresponden a don Román y a doña Ana, respectivamente, quienes soñaban con tener su negocio propio, aparte, son esposos.
Don Román es un anciano de 80 años quien acaba de vencer un contagio de coronavirus. Tiene más de 40 años de ser heladero ambulante.
«Ahora podrá descansar un poco más, ya no tendrá que salir bajo el sol o lluvia jalando la carreta de helados», comunicó la organización quien a través de gestiones le entregó también un molino de maíz.
Por su parte, doña Ana recibió una maquina de coser, ya que ella siempre quiso tener su propio taller. Ahora tiene un pedido de tres trajes de protección y acompañamiento para administrar su nuevo negocio.