Un estudiante del Centro Universitario de Occidente, esperó por más de 15 días el mensaje de confirmación del gobierno para acudir a un puesto de vacunación para comenzar su proceso de inmunización contra el coronavirus. Indica que tal texto nunca llegó.
Explica que tratar de vacunarse reflejó la burocracia que existe en el país, pues aún es necesario tramitar papeles ante un sistema en donde no basta la simplicidad del DPI. Sin embargo, su proceso, indica, a diferencia de lo escuchado por otros ciudadanos tuvo que ver con un golpe de suerte, justo, la mañana que el gobierno comenzó a aplicar las vacunas de marca Moderna donadas por Estados Unidos.
Todo inició con los rumores. Sus compañeros de clase le indicaron que no era necesaria la cita para ser inmunizado, algo nunca confirmado por el gobierno en la ya infinidad de Cadenas Nacionales. Entonces, decidió ir a los puestos de vacunación para informarse de los documentos a presentar.
El primero fue el ubicado en las Reservas Militares, en la zona 3, el día martes. Comenta que una fila de alrededor de 250 personas, aglomeraban las calles aledañas en busca de la vacuna Sputnik V, adquirida a través del contrato con Rusia. Sin embargo, le indicaron que los turnos se apartaban desde la mañana y que en ese momento ya no había en existencia dosis diarias ni consentimientos informados para darse de enterado sobre los posibles efectos secundarios de las dosis.
Ese mismo medio día, en el Centro Universitario de Occidente, la historia fue igual. Había que apartar lugar desde horas de la mañana y hacer la larga fila en donde se pronosticaban varias horas de espera en busca de la vacuna rusa. Aquel día los esfuerzos, sirvieron, por lo menos, para informarse de los papeles:
El estudiante volvió a salir de su casa y acudió a una universidad privada, tomando en cuenta el criterio de que hay que vacunarse en el lugar más cercano al hogar. «Poca gente en ese sitio», -explica-, «pero no era un puesto para todos, se regían por el mecanismo de citas confirmadas a través de mensaje de texto y solo vacunaban a alumnos de esa casa de estudios».
El estudiante regresó al Centro Universitario de Occidente con los papeles requeridos en mano. Su sorpresa fue encontrar el lugar vacío en donde hace menos de 24 horas había una fila enorme. Llamó al seguridad para preguntarle el porqué no estaban vacunando. Sin embargo la puerta fue abierta.
«Pase al fondo -me dijo el seguridad-, allí tiene que dar sus datos y presenta sus documentos», comenta el estudiante tras su experiencia.
«En total el proceso, desde que entré al Cunoc hasta que recibí el pinchazo no duró más de 10 minutos, Cuando yo estaba preparado para esperar seis horas. Ya que mis amigos de universidades privadas me habían dicho que ese era el tiempo de espera que ellos habían experimentado», explica el futuro profesional.
El Cunoc inmuniza a universitarios sin previa cita.El alumno cuenta que dentro de las instalaciones habían, si mucho, tres persona vacunándose. Le pareció un cambio drástico cuando el día anterior habían aglomeraciones, pero explica que tiene su porqué, y la respuesta está en la marca de la vacuna.
Ese miércoles el gobierno de Guatemala comenzó a aplicar dosis de la vacuna Moderna y no de la Sputnik V. El estudiante narra que le contaron que esa marca es más fácil de manipular, lo que hace más rápido el proceso. «Hubo gente que madrugó, alrededor de 200 personas, según me dijeron en el puesto, pero todas fueron atendidas rápido, pero no es por el sistema, sino por la marca de la vacuna», agrega.
Luego de visitar tres centros de vacunación se terminó inmunizando en su casa de estudios. Sin hacer fila, sin esperar bajo el sol o bajo la lluvia, solo amparado por un golpe de suerte en un país donde hay más de 10 mil personas fallecidas que no tuvieron la oportunidad que la vida le presentó.
«Un encargado del lugar me dio mi carnet de vacunación, me dijo que estuviera pendiente para la segunda dosis en 28 días, que no esperara nada de mensajes ni confirmación, porque estaría haciendo probablemente una espera de un año. Me recomendaron que cuando llegue ese tiempo, busque los puestos que aplican la vacuna Moderna», agrega.
Una su amiga doctora le advirtió de los efectos secundarios, que incluso podía no llegar a dormir bien esa noche. «Ella me dijo que tuvo un dolor horrible de rodillas, fiebre y dolor de cabeza, que no durmió bien durante la madrugada. A mi solo me dolió el brazo, como si me hubieran dado un golpe», narra.
«Más de 10 mil personas que no corrieron con la suerte que tengo yo. Son más de 10 mil», vuelve a repetir.