Benjamín Cifuentes, de Salcajá, está dispuesto a ofrendar su vida por el servicio al prójimo; está demostrado. Esta es su historia de cómo adquirió esta enfermedad que le obligó a volver a aprender a caminar, sentarse y servir.
Era el 2012 cuando una ambulancia con la sirena encendida lo trasladaba a un centro asistencial; por su mente recordaba cuando él iba en el lugar del socorrista que le acompañaba, porque días antes servía en la Cruz Roja de Quetzaltenango.
Siete días tardaron en diagnosticar que no sabían de qué se trataba esa enfermedad; sin embargo, gracias a los avances y tecnología, en el Hospital Nacional de la capital llegaron a la conclusión de que se trataba de Guillain-Barré, una enfermedad que se adquiere de forma viral y no por contagio.
Antes de eso, Benjamín padeció una gripe intensa; luego, los pies le empezaron a quemar y también sintió hormigueo. Toda esa crisis de molestias concluyó en una debilidad muscular de pies a cuello, que lo dejó inmóvil durante cinco años, tiempo que tardó su rehabilitación.
Dice que la base fundamental de su recuperación fue el apoyo de su esposa, hijos, padres y hermanos, porque llegó a depender totalmente de todos para vivir. En segunda instancia, la terapia lo levantó de esa silla de ruedas.
Llegó a la conclusión de que contrajo ese virus a través de los genitales o el ano, ya que, como socorrista, hizo un rescate en un área inundada. Dice que lo ideal sería utilizar mascarilla en lugares donde hay botaderos de basura cerca u otras fuentes de contaminación, pero la mejor protección es fortalecer las defensas, porque aunque el virus ataque, no logra su cometido.
Doce años después, Benjamín Cifuentes aún sufre de temblor en las extremidades superiores y debilidad, pero contraproducentemente, es diligente y sirve con energía en la Compañía de Bomberos Municipales de Salcajá.
Foto: Benjamín Cifuentes sufrió Guillain-Barré, pero hoy está de pie y en servicio.
Crédito: Cortesía