Si alguna vez te has preguntado por qué le dicen La Ciudad de la Estrella a Quetzaltenango, hoy te contamos este dado relevante de acervo cultural.
Se debe al poeta Porfirio Barba Jacob, quien la nombró así en su poema titulado: La Ciudad de la Estrella.
El connotado Porfirio Barba Jacob le escribió a Quetzaltenango, acá sus magníficos versos sobre La Ciudad de la Estrella:
LA CIUDAD DE LA ESTRELLA
I
A un numen fuerte, un fúlgido milagro:
del dombo de los cielos se desprendió una estrella
y su visión fue trazo de la belleza suma;
con inflamados besos dio un iris a la bruma
e iluminó las almas la mística centella.
¿Y a dónde caería?
Los bardos de aquel tiempo
cantaban en sus rimas la ciudad nemorada
donde se vio el prodigio arder, fluir, caer.
Era un monte. Subiendo ese espacioso monte,
un limo que sería la pulpa en la granada.
Cimera aún, la rosa silenciosa y nevada
y después horizonte … horizonte … horizonte…
A donde caería
la gema azul rodando, desde el collar del día?
¡Oh, quien pudiese mirar la sombra iluminada
y como abierta en lampos de una aurora sagrada!
II
Ciudad feliz, arcádica, de honrado amor se engríe
porque la blonda tránsfuga de nívea luz la baña;
en su ilusión la estrella sus nácares deslíe;
los hombres que la vieron los nutre su montaña…
Sus albas aún evocan auriazulina huella;
la Musa libre, el alma señora en su querella
y labora cantando y esperando…
Aún piensa ver la sombra iluminada
cual si se abriera en lampos de una aurora sagrada…
Y persiguiendo el brillo de la fugaz estela
el éter vacuo, inmenso, contempla de hito en hito…
Un pueblo, cómo mira los ámbitos y anhela
no sabe que… ¡belleza suma del lúgubre infinito!
¡Qué noche, noche ustoria que conmovió la vida
y enardeció las almas y depuró el dolor,
cuando cruzaba el cielo la lágrima encendida!
¡Que fúlgido milagro, que lírico estupor!
A quien miró la estrella con mirar arrobado
hasta el pensar la lumbre le tiene diademado,
y un brillo de la lumbre lleva en su mente preso:
el beso de la luz casi ni oprime,
con ser un tibio y tremulante beso…
Tu por la estrella errante de un sueño embelesado:
¡vivir es una experiencia sublime!
¡vivir es un ejercicio sagrado!
III
Abejas zumbadoras. Maíz que está granando
canciones a la tarde, cuando se sueña y cuando
el polvo de los astros fulgura en el vacío…
Ha de brillar de nuevo la mística centella
rielando entre las aguas del nemoroso río…
¡Sé tú, Quetzaltenango, la Ciudad de la Estrella!
Biografía
Miguel Ángel Osorio Benítez, conocido por su pseudónimo Porfirio Barba Jacob, fue un poeta colombiano.
Nació en Santa Rosa de Osos en 29 de julio de 1883. Fue hijo de Antonio María Osorio y Pastora Benítez. Vivió con sus abuelos en Angostura y en 1895 inició su peregrinaje, que lo llevó a varias ciudades de su país y, a partir de 1907, a Centroamérica y a Estados Unidos.