Jenny Jacobs es una quetzalteca que hace cinco años decidió dejar su zona de confort en Guatemala y viajar para tener una educación de más calidad en la isla de Taiwán.
Ella estudió la carrera de optometría, la cual la obligó a superar varios retos, entre ella el aprendizaje del idioma mandarín, pues todos sus estudios fueron en esa lengua. Supo que llegar a la meta no iba a ser fácil, pero asegura que nunca pensó que fuera imposible. «Con mi cabeza en alto y mi fe en Dios, decidí tomar el riesgo», confiesa Jacobs.
Jenny durante su graduación.Ahora comparte fotografías en las que aparece en su acto de graduación y compartió su logro a través de redes sociales. Indica que lleva meses de no poder ver a su familia debido a las restricciones de la pandemia del coronavirus. Tampoco ha tenido contacto presencial con sus amigos, maestros y compañeros de la iglesia, algo que le parte el alma, porque a ellos les da parte del crédito de haberse graduado.
«Quiero agradecerles a todos quienes me apoyaron todos estos años. No fue para nada fácil, pero valió la pena. Con fe en Dios, dedicación y propósito nada es imposible», indica la profesional.
Jacobs en su tiempo de estudiante de optometríaJenny está emocionada por lo qué puede venir ahora en su vida e invita a los guatemaltecos a que si tienen un sueño, vayan y luchen por conseguirlo.