El Miércoles de Ceniza es una fecha especial para los católicos y otras denominaciones cristianas, ya que marca el inicio de la Cuaresma, un tiempo de preparación para la Pascua, la fiesta más importante del año litúrgico.
En este día, los fieles acuden a las iglesias para recibir la imposición de la ceniza en la frente, como signo de penitencia, arrepentimiento y conversión.
La ceniza proviene de la quema de las palmas bendecidas el Domingo de Ramos del año anterior, y simboliza la fragilidad y la mortalidad humanas.
El Miércoles de Ceniza es también un día de ayuno y abstinencia, es decir, de renuncia a la comida y a la carne, como gesto de solidaridad con los pobres y de desapego de los bienes materiales.
El ayuno obliga a los mayores de 18 años y menores de 60, y la abstinencia a los mayores de 14 años.
El Miércoles de Ceniza recuerda al católico que «somos polvo y al polvo volveremos», pero también que son hijos e hijas de Dios, llamados a vivir el amor y la misericordia en el mundo.