Desde el 16 de diciembre por medio de vehículos y de manera peatonal decenas de personas recorren las calles y avenidas de la ciudad con los tradicionales faroles, gorgoritos, tambores, caparazones de tortugas y una pequeña anda procesional con las imágenes de San José y la Virgen María, como parte de las posadas navideñas que simbolizan el peregrinaje de José y María a su salida de Nazaret a la ciudad de Belén, trayecto realizado para esperar el nacimiento del Niño Jesús.
Sara Flores, dirigente del grupo Scout Número 5 Xelajú Nissi, explica que como es tradición desde hace nueve años en esta ocasión recorren los hogares de los integrantes la organización para fomentar la armonía familiar, la fe, la unidad y el amor al prójimo.
Ingrid Tohom, integrante de los Scout, refiere que durante cada posada llegan a los hogares donde cantan villancicos, degustan de una refacción y quiebran piñatas.
Jennifer de Ramírez, madre de Angie y Gabriel quienes son Scout, comenta que se sienten felices de haber recibido a los peregrinos en su hogar ubicado en el condominio María José que se encuentra en la calle Rodolfo Robles, entre zonas 1 y 3 de Xela.
«No debemos olvidar el verdadero significado de la Navidad que es celebrar el nacimiento del Niño Jesús en cada uno de nuestros corazones», agrega.
Los recorridos de peregrinación culminan el 24 de diciembre como dicta la tradición.
El origen de las posadas en el país
En Guatemala las posadas navideñas fueron introducidas en el siglo XVI por el hermano Pedro de San José Betancur quien recorría el 24 de diciembre las calles empedradas de la Antigua Guatemala acompañado de feligreses católicos. Su costumbre era llevar una procesión pequeña con las imágenes de la Virgen, San José y el Niño Dios.
El canto que se realiza de casa en casa comienza de esta forma:
«En el nombre del cielo,
os pido posada,
pues no puede andar
mi esposa amada».
A lo cual se responde:
«Entren santos peregrinos, peregrinos,
reciban este rincón,
aunque es pobre la morada, la morada,
os la doy de corazón».