Ayer se conmemoró en el país el Día del Maestro y miles de educadores lo disfrutaron en familia o con amigos.
Sin embargo, hay docentes que van más allá de la celebración de su día y en Xela documentamos una historia de amor al prójimo digna de ser contada y replicada.
Se trata de la maestra Emilly Castro, quien festejaba su día en un restaurante de la zona 1 de Xela cuando tres niños vendedores de chicles le ofrecieron sus productos desde la ventana del lugar y sin dudarlo decidió, por cuenta propia, invitarlos a su mesa para compartir con ellos el almuerzo.
«Ayer cumplí ocho años de haber elegido la docencia y quise compartir con estos niñitos y provocarles una sonrisa. Convivimos durante casi dos horas y me expresaron que trabajan desde las ocho de la mañana hasta las seis de la noche y cuando supe eso me invadió un sentimiento de tristeza porque me duele que nuestros niños tengan que trabajar en las calles en vez de estar en las aulas estudiando», expresó la educadora y madre.
Agregó: «Habemos muchas personas que somos indiferentes ante el dolor ajeno y que no valoramos lo poco que tenemos, cuando hay seres humanos como estos pequeños que valoran cada detalle como por ejemplo un plato de comida. Esto lo hago para que más personas sean conscientes de lo importante que es el amor al prójimo. Sé que con este gesto no voy a cambiar por completo sus vidas pero estoy segura que pasaron un día feliz».
Al ver el gesto de la joven, otros comensales se acercaron a ella para felicitarla y darle palabras de admiración, sin embargo, ella se limitó a indicar que su anhelo es que más personas se contagien y hagan lo mismo por su prójimo.