La convocatoria es nacional. Es un acto de fe de todo el pueblo de Guatemala, en contra de todos los males, especialmente ahora que amenaza el coronavirus (Covid-19).
Todos unidos este sábado 20 de marzo en oración y ayuno.
Si Jesús oró por todos los creyentes, ahora oremos todos nosotros por fe, por nosotros mismos y por los demás. Intercedamos este día en medio del ayuno.
De este modo Jesús oro por nosotros:
No ruego solo por estos.
Ruego también por los que han de creer en mí por el mensaje de ellos, para que
todos sean uno. Padre, así como tú estás en mí y yo en ti, permite que ellos
también estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo les
he dado la gloria que me diste, para que sean uno, así como nosotros somos uno:
yo en ellos y tú en mí. Permite que alcancen la perfección en la unidad, y así
el mundo reconozca que tú me enviaste y que los has amado a ellos tal como me
has amado a mí. Padre, quiero que los que me has dado estén conmigo donde yo
estoy. Que vean mi gloria, la gloria que me has dado porque me amaste desde
antes de la creación del mundo. Padre justo, aunque el mundo no te conoce, yo
sí te conozco, y estos reconocen que tú me enviaste. Yo les he dado a conocer
quién eres, y seguiré haciéndolo, para que el amor con que me has amado esté en
ellos, y yo mismo esté en ellos.
(Juan 17:20-25)
QUÉ ES ORAR: HABLAR CON DIOS
A través de la Biblia vemos claramente que orar es hablar con Dios. Cuando oramos abrimos nuestro corazón a Dios para contarle cómo nos sentimos. En Mateo 6:5-8, Jesús habla sobre la oración y dice:
Cuando oren, no sean como los hipócritas, porque a ellos les encanta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas para que la gente los vea. Les aseguro que ya han obtenido toda su recompensa. Pero tú, cuando te pongas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará. Y al orar, no hablen solo por hablar como hacen los gentiles, porque ellos se imaginan que serán escuchados por sus muchas palabras. No sean como ellos, porque su Padre sabe lo que ustedes necesitan antes de que se lo pidan.
Aquí vemos que la oración es entre nosotros y Dios, no para impresionar a los demás. Nuestro corazón no tiene la actitud correcta si lo que buscamos es que los demás nos vean y admiren nuestras palabras. Al orar, nuestro deseo más grande debe ser pasar tiempo con Dios y hablarle desde lo más profundo de nuestro corazón.
Es cierto que nuestro Padre sabe de antemano lo que necesitamos, pero como a todo buen padre, a él le encanta escuchar la voz de sus hijos. Vemos así que el énfasis de la oración debe ser fortalecer nuestra relación con Dios, acercarnos a él, pasar tiempo en su presencia y compartir con él lo que ocupa nuestro corazón. Oramos porque nuestra relación con Dios es importante y vital.
Fuente: SuBiblia.com
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