En Quetzaltenango, conocida como Ciudad del Conocimiento, existen varios centros educativos de nivel medio con amplia historia. Se han formado varias generaciones. Uno de ellos es el Instituto Normal para Varones de Occidente (INVO), que recientemente inauguró la restauración de sus instalaciones, albergando a un total de 1 mil 200 estudiantes de nivel diversificado y básico.
El 9 de febrero de 1853, un terremoto dañó la ermita de San Nicolás. La orden Jesuita, liderada por el Padre Ramón Posada, restauró y amplió la iglesia con terrenos donados por Isidro González y Manuel Fuentes. En estos terrenos, que incluyen la actual Calle Rodolfo Robles y el estadio Mario Camposeco, se fundó el colegio «San José de Calasanz».
El 12 de agosto de 1871, la orden Jesuita fue expulsada por el gobernador Justo Rufino Barrios. La municipalidad solicitó las instalaciones para fundar un colegio, lo cual se oficializó el 1 de julio de 1872 con la creación del Colegio de Occidente, refrendada el 17 de junio. Su primer director fue Anselmo Valdéz y su primer bachiller, Manuel Estrada Cabrera, quien más tarde sería presidente de Guatemala. El 27 de marzo de 1873, se destinaron $2,000 pesos de la finca confiscada «El Patrocinio» para construir el salón de actos del colegio, iniciando los trabajos el 5 de abril de 1873.
El terremoto del 18 de febrero de 1902 destruyó las instalaciones del colegio, que se ubicó temporalmente en la casa de Eusebio Ibarra hasta 1913. La construcción del actual edificio del Instituto Normal para Varones de Occidente (INVO) comenzó el 1 de abril de 1907, siendo inaugurado en enero de 1914. El edificio fue declarado Monumento Histórico en 1972.
El 16 de junio de 1972, en una ceremonia solemne, se develó una placa conmemorativa y se realizaron discursos y presentaciones en honor al instituto.