Hace 41 años, el entonces máximo jerarca de la iglesia católica a nivel mundial, Juan Pablo II, arribó al departamento de Quetzaltenango en una visita histórica.
Su llegada tenía un propósito especial: coronar a la venerada imagen de la Virgen del Rosario, patrona del pueblo católico quetzalteco.
En aquellos años, Guatemala se encontraba atravesando por una situación política y social compleja. La llegada del Papa supuso un respiro en un ambiente tenso y hostil. Así, el 6 de marzo de 1983, Juan Pablo II arribó al aeropuerto La Aurora . Desde allí, su visita se extendió a la ciudad de Guatemala y, por supuesto, a Quetzaltenango.
La única visita del Papa San Juan Pablo II a Quetzaltenango fue un momento de gran emoción y fervor religioso. Los fieles se congregaron para recibir su bendición y escuchar sus palabras de esperanza y paz. La coronación de la Virgen del Rosario fue un evento memorable, marcando un hito en la historia religiosa de la región.
El legado de Juan Pablo II perdura en la memoria de los guatemaltecos. Su mensaje de amor, unidad y compasión sigue inspirando a generaciones. Aunque han pasado cuatro décadas, aquel día sigue siendo un recuerdo imborrable para quienes tuvieron la fortuna de presenciarlo.
La huella dejada por Juan Pablo II en Guatemala se repitió en visitas posteriores en 1996 y 2002. Sin embargo, aquella primera visita en 1983 quedará grabada en el corazón de los quetzaltecos como un momento de fe y esperanza inolvidable.