Por medio de inspecciones que ha realizado personal de la Procuraduría de los Derechos Humanos se ha comprobado la situación precaria por la que atraviesan diferentes centros educativos de Quetzaltenango.
Uno de estos establecimientos es la Escuela del caserío Toj Wabil, aldea El Carmen, Palestina de Los Altos, el cual quedó dañado desde el último terremoto que se registró en la región. Pese a que se han hecho gestiones para que el centro sea demolido y se construya uno nuevo, que cumpla con las condiciones necesarias, esto aún no se ha logrado.
El establecimiento, que tiene dos pisos y cuenta con dos aulas en cada uno, presenta grietas en las paredes y las columnas están partidas, según la inspección realizada por la PDH.
Flor Gómez, delegada de la PDH, comentó que a raíz de esta situación se construyeron dos aulas con láminas para que los niños reciban las clases, «pero si tomamos en cuenta que esto no es reciente, sino que ya son varios ciclos educativos que llevan los niños en estas condiciones, considero que la Dideduc (Dirección Departamental de Educación) ya tuvo que haber tomado las medidas correctivas», comentó.
Gómez agregó que autoridades locales han apoyado, pues han construido dos aulas en la terraza de la Alcaldía auxiliar, sin embargo, esto también representa un problema para los estudiantes, pues deben trasladarse a una distancia mayor.
«Los niños están accediendo a un derecho humano en condiciones precarias», apuntó la funcionaria.