Por Angélica Valencia
Esa es la historia de Macario López, quien se dedica a vender en la Terminal Minerva desde hace 19 años.
Ante la crisis se ha visto en la necesidad de llegar al mercado aunque no le ha ido bien. Vende productos varios pero «las personas ya no compran», indica.
Lo que más extraña es ver a sus hijos ya que él es originario de Huhuetenango y debido a las restricciones no puede viajar y tampoco lo pueden visitar. «Solo le pido a Dios que esto termine pronto, la situación está muy difícil», pide.
En cuanto al comercio dijo que ahora las personas ya no quieren entrar al mercado por miedo a contagiarse. «Hay más vendedores que compradores, la mayor parte de personas que visitan este lugar solo se quedan en la entrada y por eso ya no vendemos», puntualiza.