Quetzaltenango se caracteriza por su fervor, devoción y tradición. En el barrio La Transfiguración, zona 1, se ha tejido una tradición única: la elaboración de una alfombra que destaca como la más grande de Guatemala, con más de 110 metros lineales que se puede observar este Viernes Santo.
Esta iniciativa, encabezada por la familia Arévalo de León y respaldada por vecinos y feligreses, se ha convertido en un hito anual.
Por quinto año consecutivo, los organizadores se preparan para su elaboración. Desde la medianoche del Jueves Santo, inicia la ardua labor con el apoyo de la comunidad. Casi 12 horas de trabajo continuo culminan con la alfombra lista para recibir el cortejo procesional del Señor Sepultado del templo de La Transfiguración.
«Esta es la alfombra inclinada más grande del país. Aunque también existe otra en Jocotenango, esta es nuestra manera de expresar gratitud por las bendiciones recibidas, especialmente durante la pandemia, y de honrar la memoria de nuestros seres queridos», afirma José Antonio Arévalo, uno de los principales organizadores.
Esta colorida manifestación de fe y tradición se erige como un símbolo de unidad y resiliencia en tiempos difíciles, recordándonos la importancia de la comunidad y el agradecimiento ante las adversidades.
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