En el año 850, en Córdoba, un presbitero de nombre Perfecto, en pleno dominio musulmán, fue encarcelado y luego degollado el 18 de abril de ese año, en un lugar que luego se llamó «Campo de la Verdad». Perfecto defendió su fe en Jesucristo, y por ello, siendo mártir fue elevado a los altares.
Más de mil años después, alrededor de las 20 horas del 18 de abril de 1902, el santoral marcaba el Día de San Perfecto, cuando un sismo de 7.5 grados en la escala Richter y casi con dos minutos de duración sacudió el occidente del país, y principalmente Quetzaltenango y Sololá, viendose afectadas incluso poblaciones de Chiapas, México. La segunda ciudad en importancia del país fue seriamente afectada, varias de las construcciones quedaron en ruinas. Los fallecidos se contaban por cientos.
En 2017, Daniel Matul Morales escribió en Facebook al respecto, «dejando inmenso círculo de infelicidad, un extraordinario terremoto había conmovido la estructura arquitectónica de la ciudad y lo más hondo del espíritu de sus habitantes. Ensordecedores ruidos, pavorosos gritos, insondable oscuridad, incansables aullidos, miradas de interrogación, rezos implorando misericordia divina, por casi minuto y medio, duración del sismo, borraron de la memoria quetzalteca la esperanza y porvenir luminoso trazado por los antepasados».
Aquel acontecimiento quedó grabado en la historia de Xela como el «terremoto de San Perfecto», y heredó una de las más grandes composiciones en marimba, el vals de Mariano Valverde Noche de luna entre ruinas, que es un retrato musical del infortunio de aquella época. Meses después, el volcán Santa María hizo erupción; la ciudad, sin embargo, se levantó de esas ruinas y erigió nuevos edificios, que hoy han pasado a ser parte del patrimonio de los quetzaltecos.
Te compartimos este audiovisual publicado por HoyhistoriaGT Guatemala.
Fuentes consultadas: adesca.org.gt, catholic.net