No había necesidad de hacer el ridículo, ni la víctima menos defender lo indefendible, y qué pena para los guatemaltecos honestos, con vergüenza y con pudor, al escuchar a Jimmy Morales diciendo una y otra vez, “mi país”, ante la Asamblea General
No había necesidad de hacer el ridículo, ni la víctima menos defender lo indefendible, y qué pena para los guatemaltecos honestos, con vergüenza y con pudor, al escuchar a Jimmy Morales diciendo una y otra vez, “mi país”, ante la Asamblea General ...