A los “respetables, honorables y muy correctos” diputados –no todos por supuesto, hay rarísimas excepciones-, les salió el tiro por la culata. Pensaron los muy sinvergüenzas que, el pueblo de a pie, se iba a quedar de brazos cruzados, observan
A los “respetables, honorables y muy correctos” diputados –no todos por supuesto, hay rarísimas excepciones-, les salió el tiro por la culata. Pensaron los muy sinvergüenzas que, el pueblo de a pie, se iba a quedar de brazos cruzados, observan...